En la ciudad de Madrid, dejó de existir el 17 de marzo de
1855 el autor de la música de nuestro actual Himno Nacional,
el catalán Ramón Carnicer Battle, a la edad de 66 años de
edad, quien nunca pisó tierra chilena.

Cabe señalar que Carnicer inició su vida artística en
Barcelona, lugar donde adquirió gran reputación como profesor
de música y director de orquesta, lo que le permitió viajar
por Europa. Como compositor, está considerado entre los más
grandes valores de su tiempo.

Creador de varias óperas entre las que destacan Lucrecia
Borgia, Adela de Lusiñan, Elena y Constantino, Don Juan
Tenorio y Cristóforo Colombo. También compuso una Misa
Solemne para 8 voces y orquesta y dos Misas de Réquiem.
Adicionalmente, fue autor de un sinnúmero de canciones
ligeras que se popularizaron y le dieron gran fama y
popularidad.

Quizás una de sus composiciones más nobles fue las vigilias
con orquesta para las exequias del rey Fernando VII, pues en
su tiempo fue un liberal adverso a la monarquía. De hecho,
por sus ideas fue finalmente desterrado a Inglaterra.

En estas condiciones, Carnicer conoció en Londres al
Ministro Plenipotenciario chileno Mariano Egaña Fabre, del
Gobierno de Ramón Freire Serrano, con quien entabló amistad.
Entonces Egaña, conociendo su experiencia, le encargó la
composición de un nuevo himno, sobre el mismo texto de
Bernardo de Vera y Pintado.

En este punto, cabe consignar, que el primer Himno Nacional
fue ordenado por Bernardo O’Higgins Riquelme el 19 de julio
de 1819, recayendo la responsabilidad de su composición
musical al músico y violinista chileno Manuel Robles
Gutiérrez y la letra al argentino de Vera.

Esta Canción Nacional se estrenó el 20 de agosto de 1820 en
el Teatro de Domingo Arteaga, aunque según otros
historiadores, ya se había tocado y cantado en las fiestas de
septiembre de 1819. En todo caso, ésta se acostumbraba a
cantar todas las noches que había función en el
establecimiento.

Pero la tradición fue desapareciendo con el tiempo y
finalmente se ordenó que sólo se cantase en el aniversario de
la patria. A su vez, la canción comenzó a ser criticada en
Chile, razón por la cual, Egaña le solicitó a Carnicer la
nueva melodía.

El músico español, la compuso para canto a dos voces las
estrofas y a tres el estribillo con acompañamiento de piano,
en el año 1827, fecha en que regresó a su país. Cabe señalar
que el piano en el cual Carnicer se inspiró para el Himno
Patrio, se encuentra actualmente en el Museo Histórico
Nacional de Santiago.

Mientras tanto, su himno se estrenó en Santiago, en el
Teatro de Arteaga, en diciembre de 1828, en un concierto de
la Sociedad Filarmónica que incluyó, además, la Canción
Nacional de Robles y obras de Isidora Zegers, quien llegó a
ser la primera directora del Conservatorio Nacional de música
y también se presentaron obras de otros compositores.

Posteriormente, en 1847, se le solicitó a Eusebio Lillo
Robles una nueva letra para nuestro Himno Nacional, porque el
de Vera era muy ofensivo para los españoles. Entonces la
música de Carnicer que ha llegado a nuestros días, dejó sin
solución el verso “o el asilo contra la opresión”, lo que
originó agrias controversias con Andrés Bello López, célebre
autoridad del idioma español, autor de “Una Gramática” y
primer Rector de la Universidad de Chile.

Adicionalmente, el autor jamás imaginó que su música sería
paulatinamente deformada por los chilenos, quienes bajamos su
tonalidad, flexibilizamos los ritmos y cambiamos parte de la
melodía. Esto indujo al gobierno de Pedro Montt Montt a
dictar un Decreto Supremo, comisionando al Director del
Conservatorio, para que imprimiera mil ejemplares ajustados
estrictamente al manuscrito de Carnicer.

Pero las fallas no se solucionaron con este decreto, y en
julio de 1941, al finalizar el gobierno de Pedro Aguirre
Cerda, otro emanado de la misma Secretaría de Estado,
autorizó la impresión de cinco mil copias más, iguales a las
anteriores, para corregir las imprecisiones populares y
estimular su adecuada enseñanza.

El problema continuó y 39 años más tarde en 1980, un tercer
decreto emitido durante el gobierno del General Augusto
Pinochet Ugarte, modificó los aspectos melódicos ajustándolos
a nuestras costumbres, el que tampoco resolvió la
situación.

Por lo tanto, en los actos oficiales se recurre a la
grabación, apoyando de esta manera al público en su canto, lo
que soluciona parcialmente el problema que significa la
ignorancia generalizada de nuestro Himno Nacional.

Por somosfutrono

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