MINORIAS QUE HACEN MAYORIA

En los últimos tiempos hemos observado sobradas señales de lo
que objetivamente está ocurriendo con la convivencia nacional
y de los escenarios que se ciernen sobre nuestro futuro.
Querellas van y vienen, acusaciones y formalizaciones por
doquier, la política se ha trasladado a los tribunales. En
una actitud de todos contra todos, da la impresión de que ya
nadie gobierna y lo peor es que nadie, salvo la ciudadanía,
se escandaliza… ¡Qué le vamos hacer, así está el mundo!

Esta realidad es aún más sombría si le sumamos el hecho de
que en las dos grandes alianzas políticas, léase Nueva
Mayoría y Chile Vamos, lo que antes eran fisuras hoy son
grietas insalvables, las renuncias y escisiones son «sin
elástico». No hay duda, los conglomerados y los partidos
políticos que los integran se desmoronan irremediablemente…

En la Nueva Mayoría ya se han escindido: Izquierda Autónoma y
Revolución Democrática, y se siguen marginando conspicuos
integrantes: Auth del PPD, Saffirio de la DC y vendrán otros.
En Chile Vamos la cosa no está mejor: la menos bullada (pero
singular) renuncia de quien escribe estas líneas, seguida de
las «pataletas» de Ossandón y, últimamente, la ruidosa
renuncia de Kast a la UDI, confirman que la actual estructura
político-partidista toca fondo.

Está tan poco atractiva la cosa política que, en materia de
elecciones presidenciales, por ahora no se ven mejores
escenarios que el que pone al país en una encrucijada entre
dos ofertas del pasado, Piñera o Lagos. Escenario que, además
de no ofrecer ninguna novedad, va a producir una indecorosa e
impresentable situación de votos cruzados. Empresarios y
gente de derecha que votarían por Lagos, pues nunca más
volverían a votar por Piñera, y en el otro sector, miembros
de la Nueva Mayoría que votarían por Piñera porque no lo
sienten lejano a la izquierda y que jamás votarían por
Lagos otra vez. ¡Vergonzoso, para decir lo menos!

Estamos frente a una crisis de proporciones, la
desintegración de los conglomerados políticos, la eliminación
del binominal, el voto voluntario, las restricciones al
financiamiento de las campañas, la ley de propaganda
electoral y en general el desprestigio de la política, han
generado un escenario tan caótico y complejo que se ven
afectadas la convivencia nacional y las proyecciones de
bienestar de los más necesitados…: se habla de la dispersión
de las mayorías. Sin embargo, y aquí lo importante, de esta
crisis casi terminal surge un nuevo escenario: el poder de
las minorías, al cual hay que anticiparse…

¡En efecto, hoy se nos presenta una gran oportunidad! Un
trabajo independiente y portaliano, alejado de todo
mesianismo, populismo o dogmatismo y de cualquier tipo de
caudillismo, nos abre muchas posibilidades en el futuro
próximo.

Hoy surge la posibilidad, con un candidato independiente, de
construir un nuevo escenario para retomar el camino del
orden, del progreso y de la libertad. Sobre la base de
trabajar unidos, con convicción y compromiso, lograremos en
una primera vuelta una «relación de poder» que nos permita
demandar con claridad y firmeza el restablecimiento del
estado de derecho y de los principios de la sociedad libre.
Lograremos también el fortalecimiento de la libertad
política, económica, social, religiosa y de emprendimiento,
donde el hombre esté por sobre el Estado y este cumpla un rol
subsidiario y garante del orden y la seguridad nacional.

La política entre otras cosas es el arte de dar
gobernabilidad a los estados y ante el desafío que se nos
presenta, un solo camino: manos a la obra…

CRISTIAN LABBE GALILEA

Por somosfutrono

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