En el puerto de Valparaíso el Director Supremo, General
Bernardo O’Higgins Riquelme nombró el 23 de junio de 1818 al
primer Comandante General de Marina y Jefe de la Primera
Escuadra Nacional, al argentino Teniente Coronel de
Artillería, Manuel Blanco Encalada.

Esta designación recayó sobre Blanco Encalada, por
considerársele en la época, el hombre con mayores
conocimientos de mar, dado que había iniciado sus estudios
navales a los 15 años de edad en la Academia de Marina de la
Isla del León en Cádiz, España, de donde egresó dos años más
tarde, con el grado de Alférez.

Se mantuvo en la marina española hasta los 22 años, período
que combatió contra la escuadra francesa. En 1812, regresó a
América y encontrándose en Montevideo decidió venir a Chile,
interesado en participar en la Independencia del Continente.
Combatió contra los jefes realistas Antonio Pareja, Gabino
Gaínza y Mariano Osorio. Luego del Desastre de Rancagua en
1814, fue condenado a muerte, pero su pena fue conmutada por
el destierro a la Isla Juan Fernández.

Una vez que el Ejército Libertador de Los Andes, comandado
por José de San Martín Matorras triunfó en la batalla de
Chacabuco en 1817, fue rescatado al igual que el resto de los
patriotas, y con el grado de teniente coronel luchó en las
batallas de Cancha Rayada y Maipú.

A su vez, O’Higgins luego de la victoria en la Batalla de
Maipú en abril de 1818, comprendió que la Independencia sería
completamente inútil si no se poseía una Escuadra que
dominara el Pacífico, y a través del mar enviar la Expedición
Libertadora del Perú, de manera de derrocar el Virreinato de
ese país y consolidar la independencia de América.

Para tal efecto, el Gobierno chileno compró una fragata
mercante inglesa, la que se transformó en nave de guerra y se
le puso por nombre Lautaro. Ésta y el bergantín Águila,
apresado en Valparaíso, después del triunfo de Chacabuco, en
febrero de 1817, sirvieron de base a la Primera Escuadra
Nacional.

Posteriormente, se unió a la Escuadra, el bergantín español
«Carmelo» que recaló en San Antonio y una vez que los
patriotas se apoderaron de él fue bautizado con el nombre de
«Araucano», le siguió la goleta «Fortunata», la fragata
«Windham», «San Martín» y la corbeta «Chacabuco» ex
«Coquimbo», construida en los Estados Unidos.

Llegar a estructurar la primera Escuadra Nacional significó
un arduo trabajo y más difícil aún resultó ser la formación
de la tripulación. La mayoría de los marinos, realmente
experimentados, eran de origen inglés, estadounidense y
francés.

Los entrenamientos tuvieron limitaciones y dificultades tales
como la falta de un lenguaje común, que sirviera para que se
entendieran las órdenes emitidas para realizar las maniobras.
Pero un trabajo eficiente y esforzado logró dejar atrás los
problemas, convirtiendo a la Primera Escuadra Nacional en una
poderosa arma estratégica.

Pero a fines de 1818, O’Higgins con el fin de entregar a
manos más expertas que las de Blanco Encalada la dirección de
la Escuadra Nacional en la lucha contra el Virreinato del
Perú, la dejó al mando del escocés Lord Thomas Cochrane,
quedando Blanco Encalada bajos sus órdenes.

En 1820, Cochrane con 15 transportes logró llevar al Ejército
Libertador a Perú, desembarcándolo en Paracas. En noviembre
de ese año capturó la fragata Esmeralda en el puerto de El
Callao. En 1821, logró llegar hasta México, pero por
problemas económicos a su regreso a Chile, en 1823, renunció
a su cargo, anunciando la destrucción del poderío español en
el Pacífico y Blanco Encalada retomó nuevamente el mando de
la Escuadra Nacional.

Por somosfutrono

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