En la ciudad de Santiago falleció el 18 de julio de 1858, el
Senador Francisco Antonio Pinto Díaz, a los 73 años de edad.
Estuvo el mando de la Nación como Director Supremo por dos
años, finalizando con él, el período de anarquía que vivió
Chile por siete años, desde que abdicó Bernardo O’Higgins
Riquelme hasta la Batalla de Lircay.

Su llegada al poder comenzó a principios de 1827, cuando el
Congreso eligió como Presidente a Ramón Freire Serrano y como
Vicepresidente a Pinto, quien reemplazó a Agustín Eyzaguirre
Arechavala. Pero el 2 de mayo a raíz de un conflicto entre el
Ministro del Interior Manuel José Gandarilla Guzmán y el
Congreso, Freire renunció al poder. Entonces el Congreso, y
de acuerdo a las leyes, delegó el mando a Pinto.

Inicialmente Pinto rechazó el cargo, pero finalmente aceptó
la designación y juró el 8 de mayo de ese año, durante el
período que se ha llamada anarquía política, en plena euforia
federalista y cuando ya los efectos del sistema hacían prever
un fracaso, debido a la inestabilidad política por falta de
cultura, educación y de experiencia en el ramo.

Todo ello motivó en esa época, a una sucesión de Juntas y de
Presidentes, lo que a la vez provocó la decadencia económica,
y la agricultura se perdió totalmente. Chile llegó a tener
una gran deuda externa, el empréstito de Londres. Si bien, no
se contaba con partidos políticos, la ciudadanía se dividió
en varios bandos: los federalistas en torno a José Miguel
Infante Rojas, o’higginistas, estanqueros o portalianos,
pelucones o conservadores, pipiolos o liberales que se
oponían a la Iglesia.

La primera intención de Pinto fue disolver el Congreso, pero
éste se adelantó a los acontecimientos y sé autodisolvió,
siendo reemplazado por una comisión de ocho personas hasta la
elección de un Congreso Constituyente que estaría destinado a
dictar una nueva Constitución, descartando el «Ensayo
Federal» impulsado por Infante en 1826.

Pero el federalismo no se dio por vencido e Infante rompió
violentamente contra el Gobierno y desde su diario “El
Valdivia Federal”, abrió una campaña de oposición. A su vez,
los uniformados impagos y los políticos desplazados,
mantuvieron un clima de agitación que el Gobierno de Pinto no
supo controlar.

Adicionalmente, y ese mismo año, se dictó el fallo arbitral
que puso fin al Estanco del Tabaco, lo que provocó nuevas
agitaciones en el ambiente político por los miembros de ese
bando. A estos acontecimientos, se agregó que el invierno en
Santiago se presentó especialmente lluvioso, ocasionando
graves daños por las inundaciones, lo que debió enfrentar el
Gobierno de Pinto.

En febrero del año siguiente, en 1828, se formó un Congreso
Constituyente y éste designó una comisión para la redacción
de la nueva Constitución. Quedó a cargo de ésta, el español
José Joaquín de Mora, quien se basó principalmente en la
Constitución de 1812 de su país, y el «Ensayo Federal».

La discusión de la nueva Carta duró pocas semanas y Pinto la
promulgó el 8 de agosto de 1828. Si bien, ésta fue superior a
las anteriores, pero como ellas, totalmente desconectada de
la realidad social y política de Chile.

Luego, entre los meses de mayo y junio de 1829 se llevaron a
efecto las elecciones de Regidores, de Parlamentarios y de
los electores de Presidente y Vicepresidente de la República,
que había dispuesto la nueva Constitución. En este proceso el
partido dominante de los pipiolos agotó todos los recursos
legítimos y vedados para ganarlas.

Luego de las elecciones, se proclamó sin dificultad a Pinto
como presidente, pues había reunido mayoría absoluta, pero la
elección del vicepresidente, debía ser decidida por el
Congreso, porque ninguno de los candidatos había alcanzado
esta mayoría absoluta.

Además, en esos momentos se rumoreaba que Pinto, de 44 años
de edad, deseaba retirarse, por lo que le correspondería al
vicepresidente asumir el mando. Las dos más altas mayorías
relativas correspondían a Francisco Ruiz Tagle, que era
pelucón, y a Joaquín Prieto Vial, o’higginista.

Pero, el Congreso, de mayoría pipiola, violentando
abiertamente la disposición constitucional, procedió a
proclamar como vicepresidente a Joaquín Vicuña Larraín, quien
figuraba en cuarto lugar, además era hermano del Presidente
del Congreso y miembro del bando de los pipiolos. Entonces,
Pinto, recto y respetuoso de la ley, al comprobar que la
Constitución se había violado, y pretextando el mal estado de
salud, envió al Congreso la renuncia al mando.

La Corporación rehusó darle curso y lo llamó a asumir el
mando, pero Pinto insistió en su dimisión, diciéndoles con
franqueza que sus viciosos procedimientos restarían toda
autoridad a la administración que actuara en virtud de ellos
y procedió a entregar el mando al Presidente del Congreso,
Francisco Ramón Vicuña Larraín, quién lo asumió el 19 de
octubre de 1829.

Esto provocó el estallido de la Guerra Civil, el 7 de
noviembre de ese año, siendo el jefe de las tropas opositoras
al nuevo gobierno, Prieto. Ésta terminó con el triunfo de los
revolucionarios en la Batalla de Lircay el 17 de abril de
1830, estableciéndose el régimen portaliano en el país.

Finalizada la Guerra Civil, Pinto, con el grado de General de
División desde septiembre de 1829, fue borrado del escalafón
militar, pese a que no intervino en la disputa. Entonces, se
retiró de la vida pública hasta 1841, cuando fue proclamado
candidato a la presidencia, por el Partido Liberal, pero no
aceptó la postulación.

Luego fue elegido Diputado por la Serena desde 1843 a 1846,
siendo Presidente de la Cámara en ese período. En 1846 fue
elegido Senador y desempeñó la presidencia del Senado en dos
oportunidades y, en otras tantas, la vicepresidencia.

A pesar de lo accidentado del Gobierno de Pinto, en ese
período se promulgó la Constitución de 1828. Se promovieron
los colegios financiados por el Estado y la educación
femenina. En mayo de 1828, se creo el Colegio para Señoritas,
y al mismo tiempo, los estanqueros fundaron el Colegio de
Santiago, que más tarde dirigió Andrés Bello López. En poco
más de dos años, Pinto transformó el país, reorganizando al
ejército, las entidades públicas y a la policía.

Fue el padre del futuro Presidente de la República, Aníbal
Pinto Garmendia, a quién le estalló la Guerra del Pacífico en
la mitad de su mandato. Mientras que su hija Enriqueta Pinto
Garmendia, se casó con el Presidente Manuel Bulnes Prieto, de
tal manera que fue hija, hermana y esposa de Presidentes de
Chile.

Por somosfutrono

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