El Senado de la República por unanimidad, le otorgó el 8 de
agosto de 1883 el grado de Vicealmirante a Patricio Lynch
Solo de Zaldívar, conocido como el «príncipe rojo»,
convirtiéndose así, en el primer chileno y quinto
Vicealmirante de la Armada Nacional.

Por la forma de actuar en las diversas circunstancias que le
tocó enfrentar durante su vida, se le ha definido como a un
marino, político y administrador de gran tacto para tratar
con los extranjeros, además de un valiente hombre de armas.

Al finalizar la Guerra del Pacífico, Lynch administró
política, civil y militarmente Perú, con tal acierto, que fue
clave para la ocupación del territorio enemigo, al hacer
frente a la resistencia armada de los peruanos que
perjudicaban los arreglos de paz y dominaban la política
interna en contra de los intereses e intenciones de Chile.

También desde Lima, Lynch fue quien preconizó y trabajó en
obtener la paz con España, aún pendiente desde el término de
la guerra contra esa nación, en 1866, obteniendo un éxito
total. El mismo que tuvo en Perú, pues al retirarse del país
y volver a Chile, dejó tras de sí un brillante desempeño en
la administración de éste, que le valió el apodo de «el mejor
Virrey del Perú».

Lynch nació en la ciudad de Santiago el 1 de diciembre de
1824. A los 13 años de edad, ingresó a la Escuela Militar en
la sección de Guardia Marinas. Al año siguiente, en 1838, se
embarcó como aspirante de guardiamarina en la corbeta
«Libertad», bajo el mando de Roberto Simpson Simpson,
teniendo su primer enfrentamiento en la Batalla Naval de
Socabaya, ese mismo año.

Luego, en 1840, a petición del Almirante británico Ross y
dada su ascendencia inglesa, fue enviado a Europa e
incorporado a la armada británica. Bajo la bandera de esta
nación combatió en la llamada «Guerra del Opio», en la que se
enfrentó Inglaterra contra China.

Participó en acciones navales en Cantón, Camos, Nanken, Amoy,
Chusán y Ningpoo; se distinguió también en la toma de
Shanghai, siendo condecorado por la Reina Victoria, como
resultado de su destacada acción. También fue ascendido a
Teniente de la flota británica.

Regresó a Chile siete años más tarde en 1847, como Teniente
Primero de la Armada y se le dio el mando del bergantín
«Cóndor», con el que partió al Estrecho de Magallanes, donde
permaneció hasta 1849. Luego se tomó un «año sabático» y al
mando de una fragata mercante partió a California, llevando a
varios chilenos aventureros, influenciados por la «fiebre del
oro».

A su regreso, se reintegró a la Armada y a los 27 años de
edad en 1851, siendo Capitán de Corbeta, tuvo una gran
actuación al detener a los revolucionarios en Valparaíso, en
la Guerra Civil de ese año, bajo el mando del Almirante
Manuel Blanco Encalada. Por su actuación en el conflicto, fue
ascendido al grado de Capitán de Fragata, entregándosele el
mando del bergantín «Janequeo».

Luego se mantuvo retirado del servicio, pero se reincorporó
en 1865, al estallar la guerra con España. Aunque no
participó en acciones de guerra, adquirió una dolencia que al
final de sus días le provocó una pequeña parálisis.

Tras volver a Valparaíso, fue nombrado en junio de 1867
Gobernador Marítimo y Comandante del Batallón Naval del
puerto. Por cinco años cumplió labores de oficina que lo
alejaron de un cargo en la Escuadra. Pero en el temporal de
mayo de 1875 logró salvar a la Esmeralda, junto a Arturo Prat
Chacón, navío donde funcionaba la Escuela Naval, de la cual
fue su director en ese año.

Al estallar la Guerra del Pacífico en 1879, Lynch fue
nombrado Comandante General de Transportes, unidad que se
encargó de coordinar los buques que llevaban tropas y el
abastecimiento de carbón y víveres para la Escuadra. Luego, a
fines de noviembre de ese año, fue nombrado Comandante de
Armas y Gobernador Marítimo de Iquique por el Ministro Rafael
Sotomayor Baeza. Por su trabajo el gobierno lo ascendió a
Capitán de Navío efectivo, en julio de 1880.

Entonces, el gobierno del Presidente Aníbal Pinto Garmendia
encomendó a Lynch organizar una fuerza militar para
expedicionar al norte del Perú y obtener medios para
continuar la guerra. Posteriormente, Lynch fue nombrado Jefe
de la Primera División del Ejército, que participó en las
decisivas batallas de Chorrillos y Miraflores en enero de
1881. Tales actuaciones le valieron el nombre del «príncipe
rojo», por su cabellera rojiza y su espigada figura
paseándose por entre las tropas.

La ocupación de Lima y la triunfal entrada que hizo el
Ejército chileno al mando del General Manuel Baquedano
González, pusieron a Lynch en el sitial más alto; ocupó en
nombre del gobierno chileno, el Palacio de Los Virreyes en
Lima.

Cuando regresó a Chile, fue recibido con una apoteósica
ceremonia y fiesta en el puerto de Valparaíso, el 20 de
agosto de 1884. Ese mismo año fue enviado a España como
Ministro Plenipotenciario con el fin de negociar el Tratado
de Paz definitivo con ese país.

Su estadía se prolongó hasta 1886, cuando por su salud
quebrantada pidió ser relevado, embarcándose de regreso a
Chile en el vapor «Cotopaxi». Falleció a bordo del mismo
cuando recién había iniciado el viaje de regreso, a la altura
del puerto de Tenerife, el 13 de mayo de 1886, a la edad de
61 años, dejando una reducida familia: su viuda Julia
Borgoño, y sus hijas Julia y María Teresa y su hijo
Patricio.

Su tacto político, su valentía y sentido del deber para
tratar con extranjeros y nacionales le valieron siempre el
más unánime y justo homenaje de consideración y respeto de
parte de sus conciudadanos.

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