En el puerto de Valparaíso nació el 15 de agosto de 1845
Federico Santa María Carrera, destacado empresario de la V
Región, quien, preocupado por la enseñanza y educación
nacional, se convirtió en el benefactor de la actual
Universidad Técnica que lleva su nombre en el puerto.

Santa María al igual que su tío abuelo José Miguel Carrera
Verdugo, fundador de la Biblioteca Nacional y del Instituto
Nacional durante la Patria Vieja, consideró que la educación
era fundamental para el desarrollo de un país y por esta
razón, quiso que con su dinero se formaran personas de acción
y de carácter, útiles, ya sea por sus habilidades manuales,
ya por su preparación intelectual aplicada a la técnica
industrial, ya por su espíritu investigador, cultivado en las
aulas en medio de los ejercicios de laboratorio y la práctica
constante de la investigación científica.

Probablemente, lo anterior se derivó de su propia
experiencia, ya que se vio en la necesidad de comenzar a
trabajar a los 14 años de edad, teniendo una educación muy
precaria, pero muchos deseos de surgir. Así fue que, dos años
más tarde, se dedicó al comercio de embarque y desembarque,
para lo cual compró un lanchón.

El negocio prosperó, entonces se compró dos embarcaciones
mayores, lo que le permitió explotar este mismo rubro en los
puertos de Arica, Pisagua e Iquique. Después organizó la
“Compañía de Diques de Valparaíso” y tomó parte en la
“Compañía Sud-Americana de Vapores”, en la “Compañía de
Remolcadores” y en la “Compañía de Consumidores de Agua de
Valparaíso”.

Ya convertido en un hombre de fortuna, Santa María se dedicó
a viajar por Europa, radicándose en París, donde trabajó en
las operaciones bursátiles y en los negocios azucareros. Se
dice que, su primera adquisición de azúcar consistió en la
compra de 300 mil sacos que dejó admirado a sus competidores,
cuyas mayores compras eran de 400 a 800 sacos. Continuó con
grandes adquisiciones, las que a su vez le reportaron muy
buenas ganancias.

Todo ello le reportó una de las fortunas más cuantiosas que
haya tenido chileno en la historia, la que legó casi toda
para la fundación de una Escuela de Artes y Oficios y un
Colegio de Ingenieros. El objetivo era, innovar en la
enseñanza de la ciencia y la tecnología, «poniendo al alcance
del desvalido meritorio, el llegar al más alto grado del
saber humano».

Santa María pensaba dejar como único albacea de su testamento
a Agustín Edwards Mac Clure, pero considerando las
sugerencias hechas por el mismo heredero, en el sentido de
asignarle colaboradores para esa tarea, Federico otorgó un
testamento cerrado en París, tomando en cuenta lo solicitado,
con fecha 6 de enero de 1920.

Mientras tanto, él se contentó con llevar una vida
medianamente cómoda, pero jamás la de un millonario,
falleciendo en París el 20 de diciembre de 1925 a los 79 años
de edad. Pasado dos meses de su muerte, el testamento fue
abierto el 25 de febrero de 1926, ante el Notario de
Valparaíso Arturo Bascuñán Cruz.

De acuerdo a la última voluntad del benefactor, los señores
Agustín Edwards Mac Clure, Juan Brown Caces, Carlos Van Buren
y Andrew Geddes fueron nombrados albaceas e instituidos
herederos de la totalidad de sus bienes, para que con ellos
establecieran en Valparaíso un centro de Estudios Superiores.

Una de las cláusulas que dispuso Santa María en el
testamento, fue que durante los diez primeros años los
profesores debían ser extranjeros. Así, en abril del mismo
año, fueron aprobados por Decreto Supremo, los estatutos de
la “Fundación Federico Santa María”, constituida por los
albaceas.

Siguiendo con las instrucciones del testamento, Edwards se
trasladó a Alemania en donde pudo contratar los servicios del
profesor Karl Laudien, quien a la fecha dirigía la Alta
Escuela Técnica de Stettin, y había trabajado con acierto en
la reorganización de las escuelas técnicas alemanas
desarmadas por la Primera Guerra Mundial.

El primer Consejo Directivo de la Fundación se constituyó el
24 de mayo de 1929 y ese mismo mes llegó desde Alemania el
Rector de la Escuela de Artes y Oficios, profesor Laudien,
quien fue designado oficialmente como director en febrero de
1931, mientras que la inauguración del establecimiento se
realizó el 20 de diciembre de ese año.

La Fundación que comprende dos grandes obras: la Escuela de
Artes y Oficios y el Colegio de Ingenieros, le fueron
modificados los Estatutos en septiembre de 1935, razón por la
cual, la Fundación Federico Santa María pasó a denominarse
«Universidad Técnica Federico Santa María».

Los restos de su benefactor descansan hoy en la cripta de
mármol del establecimiento, con una placa metálica que tiene
la siguiente inscripción: “Forjada en el yunque del trabajo.
Federico Santa María supo comprender que el mayor bienestar
que pudiera hacer a su patria era preparar a sus hijos para
la lucha por la vida. Asociación de Metalúrgicos. Consejo Nº
1”.

Por somosfutrono

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