Es cierto, una imagen habla más que mil palabras…: todos de
riguroso blanco, en un escenario escogido con pinzas, la
«ciudad heroica» de Cartagena de Indias, con la presencia de
más de 15 mandatarios, ministros de Relaciones Exteriores y
un sinnúmero de directores de organismos internacionales; da
cuenta de que estamos frente a un momento histórico, la firma
del acuerdo de paz del Gobierno de Colombia con las FARC
(Fuerzas Revolucionarias de Colombia). Protagonistas
principales el presidente Santos y el líder guerrillero
«Timochenko». Atrás quedan 52 años de horror y terrorismo,
220 mil muertos, 5 millones de desplazados y otros espantos
más que seguramente se irán conociendo con el tiempo.

Cuidadoso de no opinar sobre asuntos de otros países, me
abstengo de cualquier referencia a los alcances y
proyecciones de este acuerdo en la realidad y el futuro
colombiano, es muy difícil por ahora prever hacia donde les
lleva el camino adoptado… eso lo sabrán mucho más adelante.

Sin embargo desde la perspectiva política nacional, al estar
nuestro país involucrado como parte de los equipos
negociadores y como testigo garante de este armisticio,
resulta imposible no reflexionar sobre el vergonzoso doble
estándar y la actitud hipócrita de nuestras autoridades
políticas (Presidenta Bachelet incluida).

Mientras los mismos personajes que en nuestro país se jactan
de que no habrá «ni perdón ni olvido» para quienes hace más
de cuarenta años nos libraron de una guerra civil, en
Colombia cohonestan la impunidad, alaban a los terroristas,
aplauden millonarias compensaciones económicas y políticas
para quienes mantuvieron de rodillas a esa cafetera república
y elogian el que extremistas accedan al legislativo por
procedimientos no democráticos. ¡Increíble actitud de estos
comediantes que hipócritamente dicen una cosa y hacen otra!

Para muestra un dato… por una parte, la aplicación del
criterio de «justicia transicional» permitirá, por la acción
de este acuerdo, que los guerrilleros (incluso los que hayan
cometido delitos de lesa humanidad)… no paguen ni un día de
cárcel y además tengan miles de otros beneficios. Sin embargo
en el marco del mismo acuerdo la Presidenta Bachelet, con su
mejor sonrisa, dijo en Colombia que «reconciliación no es
sinónimo de olvido. Por el contrario, justamente, para que
nunca más se repita este tipo de cosas, la memoria es
fundamental»… ¡qué tal! ¿No es eso doble moral?

¿No es eso lo que ocurre en nuestro país…? Los militares
presos y los terroristas libres y compensados
millonariamente. Por cierto que sí, la autoridad política
ejerce en nuestro país una doble norma en el tratamiento dado
a militares y terroristas, injustamente permite todas las
libertades a los últimos y es implacablemente vengativa con
los primeros… estamos sin duda frente a una gestión inmoral y
de doble estándar. Se está violando un pilar elemental de la
justicia… la imparcialidad, según el cual se deben aplicar
los mismos criterios por igual a todas las personas sin
arbitrariedad ni favoritismo. Vergonzoso doble estándar del
que unos abusan y otros callan… unos son actores y los otros
cómplices. «Al que le venga el sayo….»

Pero hay que ser positivos, una vez más nuestras autoridades
políticas se nos han mostrado sin maquillajes, viven lo que
no son, dicen lo que no creen y ofrecen lo que no tienen.
Lamentablemente, tanta falsedad hizo que quienes no los
conocían les creyeran, los celebraran, los aplaudieran y los
eligieran.

Pero ya no más… el ciudadano común y corriente al ver
actitudes como estas, está saliendo de su encantamiento, hoy
el 80 por ciento de los chilenos se da cuenta que ha sido
engañado y traicionado por…. una «Moneda» que tiene sus dos
caras falsas.

CRISTIÁN LABBÉ GALILEA

Por somosfutrono

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