A solo un kilómetro de Agua Santa se enfrentaron el 6 de
noviembre de 1879 en la Batalla de Germanía las tropas
chilenas comandadas por el teniente coronel José Francisco
Vergara Echevers contra una columna de caballería al mando
del comandante peruano José Buenaventura Sepúlveda,
obteniendo el triunfo nuestros soldados.

Cabe señalar que, la Guerra del Pacífico se dio en cinco
fases, siendo una de ellas la Campaña de Tarapacá, la cual
comenzó con el exitoso desembarco de las tropas chilenas en
Pisagua. Una vez posesionados en el territorio, se mandó una
columna para conocer el desierto y constatar la presencia de
alguna división peruana.

Entonces salió una columna comandada por Vergara desde
Pisagua, compuesta de 175 hombres pertenecientes a la
Caballería chilena «Cazadores a Caballo» los cuales se
dirigieron al Pozo de Dolores y en la misma noche llegaron a
Agua Santa. Los chilenos llevaban una avanzada de 25
jinetes.

Estos fueron vistos por una compañía de jinetes peruanos los
«Húsares de Junín» y una compañía de «Húsares de Bolivia»,
razón por la cual los aliados abrieron fuego a las cuatro de
la tarde de ese día. Rápidamente, el resto de las fuerzas
chilenas fueron avisadas del incidente, quienes avanzaron a
galope y sable en mano.

Los enemigos no resistieron el empuje chileno, huyendo en
distintas direcciones. Se les persiguió, librándose combates
parciales. Finalmente, las bajas chilenas fueron de 3 muertos
y 6 heridos, mientras que las bajas peruanas se calculan en
60.

La importancia de la Campaña de Tarapacá radicaba
principalmente en que en ese territorio se encontraban las
riquezas salitreras, las que podrían respaldar la economía de
guerra de los Ejércitos peruanos y bolivianos, que finalmente
ayudaron al Ejército chileno.

Este combate dio origen al nombre de la unidad “Batallón
Pampa Germanía”.

Es bueno recordar que el coronel Vergara, realizó una
importante carrera militar durante la Guerra del Pacífico,
tanto en la Campaña de Tarapacá como en la Campaña de Tacna,
teniendo vistosos éxitos en ambas fases. Con el cargo de
ministro de Guerra y Marina en Campaña desde el 15 de julio
de 1880, participó en la organización de la Campaña de Lima,
y combatió en las batallas de Chorrillos y Miraflores en
1881.

Finalizada la guerra, fue nombrado ministro del Interior del
gobierno de Domingo Santa María González. También ejerció
como senador por Coquimbo, cargo con el que desplegó sus
dotes de orador y político, que lo llevó a ser proclamado por
el Partido Radical, candidato a la presidencia en la
Convención Nacional, Liberal y Radical, realizada en 1886.

Así, el diario “La Libertad Electoral” fue el portavoz de su
candidatura, pero renunció a continuar con la campaña, ya que
su oponente, José Manuel Balmaceda Fernández, contaba con la
protección oficialista y la mayoría de los votos, y él no
tenía el apoyo del Partido Conservador.

Pero tal vez lo que más le recuerde es que con fecha 29 de
diciembre de 1874, el ingeniero Vergara fundó Viña del Mar
como ciudad, entregando para ello los terrenos de la parte
baja del fundo de propiedad de su mujer Mercedes Álvarez
Prieto; y luego de cinco años, se instaló el Municipio.

Vergara nacido en Colina el 10 de octubre de 1833, estudió y
se recibió de ingeniero en la Universidad de Chile, y como
tal, estuvo a cargo de dos grandes proyectos: La construcción
del ferrocarril de Santiago a Quillota, y el túnel de San
Pedro. Se cuenta que en esas circunstancias conoció a quien
más tarde fue su esposa.

La idea de fundar una ciudad maduraba en la lúcida mente de
Vergara, pero tuvo que esperar hasta la muerte de la abuela y
padre de su señora, para llevar a cabo su proyecto. Cuando
presentó los planos de urbanización, en 1874, ya había en la
naciente población, 16 quintas de descanso, 39 casas sólidas
y 36 otras viviendas.

Advirtiendo la importancia de la vinculación ferroviaria con
Valparaíso, este hombre apasionado también por la botánica,
la literatura, la política y la arquitectura, concibió a la
ciudad como un barrio de recreo y descanso para los porteños.
Así, Viña del Mar surgió ya en sus inicios como una localidad
turística y veraniega.

Vergara, quien además fue superintendente del Cuerpo de
Bomberos de Santiago y Gran Maestro de la Masonería de Chile,
pasó los últimos años en su propiedad, la Quinta Vergara de
Viña del Mar, donde falleció el 15 de febrero de 1889, a los
56 años de edad.

Pero siete años más tarde, en 1906, la casa fue destruida por
un gran terremoto, entonces la hija de Vergara, Blanca,
encargó a Petri la construcción del actual palacio, el cual
fue vendido en 1941 a la I. Municipalidad de Viña del Mar,
junto con el parque. Con esta adquisición pasó este recinto
al dominio público y la casa se destinó al Museo y Escuela de
Bellas Artes.

La colección de óleos que poseía Blanca Vergara fue donada
junto con la venta del palacio; de esta manera 60 obras de
destacados artistas europeos fueron la base del actual Museo
de Bellas Artes. Mientras que el parque de la Quinta Vergara
es una obra muy antigua.

La bisabuela de Blanca, Dolores Pérez de Álvarez quién
residió allí desde 1840 a 1873, introdujo la mayoría de las
plantas extranjeras, gracias a la colaboración de su hijo y
abuelo de Blanca, Francisco Salvador Alvarez, quien era un
conocido comerciante y como tal, desde lugares como
California, Australia y China recogió especies que obsequió a
su madre.

Por somosfutrono

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