Los ejércitos enemigos se enfrentaron a orillas del río Santa
el 20 de enero de 1839, conocido éste como la Batalla de
Yungay. El éxito conseguido por nuestros soldados permitió
finalizar con la Guerra contra la Confederación
Perú-boliviana, a pesar que esta acción está considerada como
las más sangrientas en los anales de la historia americana.

De hecho, el ejército de la Confederación tuvo mil 400
muertos y mil 600 prisioneros, casi todos heridos. Perdió
además todo su material de guerra, caja, banderas y hasta el
archivo privado del Mariscal Andrés de Santa Cruz. Mientras
que el parte oficial del comando chileno sólo da cuenta de
229 muertos y 435 heridos; sin embargo, Gonzalo Bulnes, que
recogió informaciones de su padre y de otros jefes que
participaron en la batalla, estima que las pérdidas de ambos
ejércitos fueron casi iguales.

Cabe consignar que esta batalla se libró cerca del pueblo
peruano de Yungay entre el ejército confederado al mando del
Mariscal Andrés de Santa Cruz y el ejército chileno comandado
por el General Manuel Bulnes Prieto. Si bien, se dio en dos
etapas, una a las 9 de la mañana en el asalto al cerro Pan de
Azúcar y la otra en la cuenca del río Ancachs.

En la primera etapa, el ejército confederado ocupaba el
cerro Pan de Azúcar, considerado inexpugnable por las fuerzas
aliadas, sin embargo, a las nueve de la mañana Bulnes dio la
orden de asalto y los soldados rodearon el cerro e iniciaron
la difícil ascensión. Las piedras y descargas que arrojaban
desde arriba, produjeron numerosas bajas en las filas
chilenas, pero los asaltantes seguían subiendo hasta las
rocas que defendían los únicos puntos de acceso relativamente
factibles.

Cuando llegaron a la cumbre, más de la mitad de los chilenos
habían muerto o estaban gravemente heridos. Sin embargo, a
las 10 de la mañana se clavó la bandera chilena en el
promontorio, cuando la casi totalidad de los defensores se
hallaban muertos.

Después de la captura del cerro Pan de Azúcar, el General
Bulnes se aseguró el flanco izquierdo de las posiciones
enemigas y decidió hacer un ataque frontal. La infantería
chilena atacó la pirca que defendía a las filas enemigas,
demoliéndola. Pero por el cansancio, los chilenos fueron
cediendo en toda la línea y cuando todo parecía perdido,
Bulnes con su caballería y un resto de su infantería que se
encontraba intacta, se arrojó al cauce del río Ancach,
acompañado por Fernando Baquedano.

Este último fue envuelto por la infantería enemiga y se vio
obligado a retroceder, entonces volvió a cargar con la
caballería, pero con más ímpetu. La infantería confederada
intentó refugiarse en las pircas, pero los restos de los
batallones chilenos saltaron encima de ellos y se produjo el
grito: «sálvese quien pueda».

Cabe recordar que, en estos dos asaltos se distinguió una
mujer llamada Candelaria Pérez, que hizo toda la campaña de
Perú, peleando contra el enemigo y atendiendo abnegadamente a
los enfermos y heridos de sus filas. Así, en recompensa de
sus servicios y a su valor, el General Bulnes le dio el grado
de Sargento y desde entonces quedó con el nombre de la
«Sargento Candelaria».

Por somosfutrono

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