En la ciudad de Santiago nació Ignacio Andía-Varela Díaz el
día 2 de febrero de 1757, considerado el precursor de la
escultura chilena y el último pintor del período
Hispanoamericano. De hecho fue un artista completo, pues
practicó la pintura, escultura y el dibujo simultáneamente.

Cabe consignar que, Andía y Varela nació en el seno de una
familia acomodada, siendo su progenitor de origen portugués y
su madre chilena. La educación escolar la realizó en el
Colegio Azul de los Jesuitas y más tarde estudió Teología en
la Real Universidad de San Felipe.

Así a los 19 años de edad, en 1776, recibió la tonsura y
órdenes menores, obteniendo en esa época las enseñanzas del
pintor jesuita Jorge Ambrosí y desenvolviéndose como
secretario de la Audiencia Episcopal. Después de abandonar
los estudios religiosos se casó con Josefa Fernández
Rebolledo Pando, hermana de la esposa del arquitecto Joaquín
Toesca, de cuya unión nacieron 18 hijos.

Una vez casado se dedicó a la que llegó a ser una destacada
carrera administrativa trabajando de secretario de cuatro
Capitanes Generales de la República. Así en 1788 a los 31
años de edad comenzó al servicio de Ambrosio O’Higgins,
desempeñándose como calígrafo y geógrafo.

De esta manera y, acompañando a las altas autoridades, viajó
a diversos puntos del país. En 1790 recorrió las regiones de
la Costa de Valparaíso y realizó un viaje a la Frontera
formando parte de la comitiva de gobierno. Producto de sus
observaciones elaboró un completo mapa geográfico de Chile.

Cabe señalar que en 1793, a los 36 años de edad, acompañó a
O’Higgins al Parlamento de Negrete, en cuya ocasión pintó una
acuarela del acontecimiento. Se presume que este trabajo
habría servido de base para el posterior volumen de Claudio
Gay, en la obra “Historia de Chile”.

También se le encargó decorar la Casa de Moneda construida
por su cuñado Joaquín Toesca, obra por la que se dio a
conocer posteriormente. Esculpió en piedra rosada los
terminales de la escalinata del palacio e hizo el dibujo que
sirvió de base a la talla de las dos pilas conmemorativas de
su inauguración.

Sin embargo, su obra máxima fue un monumental escudo de
armas de la monarquía española, en piedras de colores rojo y
azulejo de las canteras del cerro San Cristóbal.
Posteriormente, a mediados del siglo XIX el Intendente de
Santiago Benjamín Vicuña Mackenna, trasladó el escudo a la
entrada del Fuerte Español en el Cerro Santa Lucía.

Entre otras obras realizadas por Andia y Varela se encuentra
la Pirámide del Campo de Batalla de Chacabuco, escudo patrio
que fue reemplazado por el que realizó Carlos Wood hacia el
1836 y los trabajos en la Iglesia de San José. Una obra
pictórica que se conserva, es el cuadro llamado “Alegría de
la Muerte”.

Se distinguió además, por realizar un trabajo minucioso en
extremo en el uso de la pluma pendolista y su letra de pulcra
caligrafía española; por lo que fue muy cotizado no solo en
las esferas gubernamentales sino también en los medios
eclesiásticos, haciéndose cargo de la elaboración de
diplomas, códices y documentos oficiales.

Sin embargo y luego de la muerte de su esposa, en 1818
volvió a tomar los votos religiosos en el Seminario de
Melipilla, siendo ordenado sacerdote a los 61 años de edad,
por el Obispo José Santiago Rodríguez Zorrilla. Falleció 4
años más tarde, el 13 de agosto de 1822 a los 65 años de edad
y sus obras quedaron distribuidas en casas de amigos.

Por somosfutrono

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