¿TODO BIEN… TODO UN AGRADO?

Para el ciudadano común y corriente estos días son de un
gran sosiego: unos disfrutan de merecidas vacaciones y otros
trabajan «a media máquina», saboreando una vida citadina que
durante el año es infernal debido al tráfago y el gentío. No
se ve a nadie muy fastidiado. En el día a día se aprecia un
estado de ánimo amable, pareciera que sobra el tiempo y que
podemos irnos a casa temprano y tranquilos. Es una situación
ideal, casi paradisiaca, para los que trabajan. Y a los que
veranean, las mañanas grises los hacen sentir menos culpables
por el ocio remolón y los resta a las iras contra la «fragata
portuguesa», que impide bañarse en el litoral central, a la
vez que se benefician de un bajo riesgo de Zika… ¡Todo bien,
todo un agrado!

¡Y cómo no van a estar bien las cosas, si la presidente
subió cuatro puntos en las encuestas…! Si crecimos al 2 por
ciento y no al 1,8 como se había pronosticado… No
formalizaron a Dávalos… Tenemos DT para la roja… Longueira se
«pisó la huasca» con su propuesta… ¡que más quieres! Fueron
los argumento de mi oficialista contertulio.

Para mis adentros pensé «No podemos haber llegado a este
punto. Cómo puede ser que estas ‘pírricas victorias’
(victorias intrascendentes que tienen alto costo) se esgriman
como magnos éxitos…, qué mediocridad!» Le recordé a mi
parroquiano que el propio rey Pirro al ver su victoria contra
los romanos había señalado… «otras victorias como esta y
llegaré solo a casa».

Lo que ocurre es que definitivamente se instaló la
mediocridad en las esferas de gobierno. Hoy por hoy, prima la
visión de corto plazo por sobre el interés permanente y
superior del país. El gobierno, débil, superado por las
circunstancias, no da indicios de asumir un actuar firme y
lúcido ni tiene interés por hacer otra cosa que subir un poco
en la próxima encuesta, ¡o no seguir bajando! La falta de
liderazgo y de prestancia de la presidenta agranda el vacío
político y alimenta la división y el interés partidario.

Qué distinta actitud la del ciudadano común y corriente, que
aprendió que «nunca mucho cuesta poco» y que si hoy está de
vacaciones es por su trabajo, que le permitió comprarse el
«autito» y arrendar una «cabañita» o, por último, recorrer el
sur «pegando en la pera» a algún familiar. Él sabe que solo
si el país crece él puede progresar y que mientras mayor sea
el crecimiento, mejores serán sus expectativas y las de su
familia.

Por eso, las encuestas nunca van a mejorar de forma
sustantiva y constante, sino solo algunos escuálidos puntos,
mientras el oficialismo no se convenza de que el país
necesita volver a crecer con orden, con seguridad, con un
gobierno que desde arriba piense en grande y que los
problemas los solucione verdaderamente desde abajo.
Si usted no se ha convencido de que ese es el camino, más
vale que aprovechando los agradables y sedentarios días
veraniegos se vaya «tirando a la piscina», porque bien es
sabido que «el que primero se moja, más tiempo tiene para
secarse».

CRISTIÁN LABBÉ GALILEA

Por somosfutrono

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