El Ejército Libertador comandado por el General José de San
Martín Matorras se enfrentó al Ejército español al mando de
Mariano Osorio en la Batalla de Maipú, el día 5 de abril de
1818, obteniendo los patriotas el triunfo. Esta acción bélica
puso fin a los esfuerzos realistas de dominar el país,
permitiendo consolidar la Independencia de Chile.

Cabe recordar que a fines de marzo de ese año, los patriotas
tuvieron un serie revés en sus intenciones de alcanzar la
independencia en el enfrentamiento de Cancha Rayada, donde
Bernardo O’Higgins Riquelme resultó herido en un brazo y el
ejército se dispersó.

Pero lograron reorganizarse y al enterarse que Osorio
avanzaba hacia el sur, las fuerzas patriotas se dirigieron
hacia los llanos de Maipú, situados al sur de la capital, y
al poniente de Los Cerrillos, donde esperaron a los
realistas.

La noche del 4 de abril, los dos ejércitos, separados apenas
por unos kilómetros, se mantuvieron sobre las armas en espera
que se abriera el fuego en cualquier momento. Al día
siguiente, a las 10 de la mañana, el ejército patriota salvó
el kilómetro y medio que lo distanciaba del realista,
obligándolo a presentar batalla.

Así, la lucha comenzó a las 11 horas 30 minutos. En los
primeros momentos el combate se mantuvo indeciso, pero una
carga realista sobre el ala izquierda de los patriotas logró
que estos retrocedieran en gran desorden. Rápidamente se
reorganizaron y apoyados por la infantería, lograron que el
enemigo cediera ante esta presión, desencadenándose la
retirada realista.

En esos momentos llegó al campo de batalla O’Higgins, con su
brazo fracturado, al frente de mil soldado, dando lugar al
histórico “Abrazo de Maipú”, cuando O’Higgins dirigiéndose a
San Martín exclamó: “Gloria al Salvador de Chile”, saludo que
fue respondido por el General: “Chile no olvidará jamás el
nombre del ilustre inválido que en el día de hoy se presentó
al campo de batalla”.

Mientras tanto, Osorio viéndolo todo perdido, se retiró al
galope del campo de batalla con los restos de la caballería.
Entonces, José Ordóñez se hizo cargo del mando y se dirigió
al fundo de lo Espejo, lugar donde comenzó la segunda parte
del combate, que ha sido llamada la batalla de Lo Espejo.

Ordónez logró reunir en las casas de Lo Espejo a las seis
compañías de infantería que comandaba Primo de Rivera y cuya
moral era muy alta, a pesar de haber perdido más de un tercio
de sus efectivos. Pero fueron acosados por todos lados por la
infantería patriota comandada por San Martín, mientras que
los soldados que habían llegado con O’Higgins, perseguían a
los dispersos.

Al anochecer de ese día, finalmente, los realistas se
rindieron. De los 4 mil españoles que participaron en la
batalla, quedaron en el campo mil 500 muertos, dos mil 289
fueron prisioneros y los demás heridos. Entre los prisioneros
se encontraba el General Ordóñez. Mientras que el Ejército
patriota perdió el 35 por ciento de su gente.

En este hecho de armas quedó de manifiesto la importancia
del mando y el conocimiento exacto de los hombres. La
disciplina militar expresada por las correctas maniobras
estratégicas que precedieron la batalla y las hábiles
maniobras en el campo de acción.

Allí, la Nación y el Ejército eran una sola entidad, pues
los otros servicios públicos casi no existían y a la suerte
de las armas estaba ligado el porvenir de la naciente patria.
La Batalla de Maipú es históricamente, la primera gran
batalla americana.

Por somosfutrono

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