La isla fue descubierta por el almirante holandés Jacob
Roggewen el 6 de abril de 1722, el día de Pascua de
Resurrección por lo que recibió el nombre de Isla de Pascua.
Sin embargo, antes y después este lugar ha tenido otros
nombres. Existen muchos indicios de que los nativos llamaron
a la isla “Te Pito o Te Hemúa”, que significa ombligo del
mundo, y también “Mata Kiterage”, que se traduce como los
ojos que miran al cielo.

Con posterioridad al descubrimiento de Roggeween, también se
dieron otros nombres a este territorio insular. Así, en
noviembre 1770, el Virrey del Perú, Manuel de Amat y Junyent,
temiendo el establecimiento de franceses o ingleses en la
isla, envió a reconocerla y tomar posesión de ella, siendo
bautizada como «San Carlos», en honor al rey de España Carlos
III, pero nunca más un buque español visitó la isla. También
el navegante inglés James Cook la bautizó como “Teapi y
Vahiu”, nombre que le daba en sus relatos.

El nombre de “Rapa Nui”, como es conocida actualmente por
los isleños, resulta menos probable que alguna vez haya sido
bautizada así, ya que éste es un vocablo maorí, y los
investigadores estiman que le fue puesto por algunos
tahitianos que pasaron por ella en el siglo XIX.

La isla también sufrió los problemas de esclavitud, y así
fue que entre los años 1859 y 1862, repetidas incursiones de
barcos peruanos trasladaron a gran parte de los isleños para
trabajar como esclavos en la obtención de guano de las islas
Chincha. Recién en 1864 se repatriaron los pocos esclavos
sobrevivientes desde el Perú, los que llevaron las pestes que
diezmaron la población isleña. De hecho, en 1877 sólo
quedaban 111 habitantes en la isla.

Finalmente, Chile tomó posesión de la isla el 9 de
septiembre de 1888, siendo comisionado para esta misión el
Capitán de Corbeta Policarpo Toro Hurtado. Y aunque está
frente a la Tercera Región, depende administrativamente de la
Quinta.

Esta isla posee su propia cultura y creencias que con el
paso del tiempo se han mantenido inalteradas, desde la
llegada de los primeros colonizadores de origen polinesio en
el siglo IV de la era cristiana. Su escritura jeroglífica,
única y aún no descifrada, su arquitectura monumental y
estatuaria megalítica excepcional tanto en cantidad como en
calidad, además de sus avanzados conocimientos astronómicos,
han hecho que la cultura “Rapa Nui” sea una de las más
singulares.

Como los investigadores no han logrado encontrar todos los
eslabones de la historia pascuense, la reconstrucción de su
pasado zigzaguea entre la realidad y la leyenda. Muchos de
los hechos estudiados comenzaron con la interpretación de un
mito.

Es así como, después de los primeros polinesios, llegó a la
isla una segunda inmigración. El origen de estos nuevos
pobladores es polémico, ya que sus características raciales
difieren de las de aquellos que entonces se consideraban
nativos.

A los nuevos habitantes se les llamó “Hanau eepe”, lo que
literalmente quiere decir raza ancha, y en efecto, éstos eran
más corpulentos y robustos que los “Hanau momoko” o raza
delgada que ocupaban desde antes el lugar.

Los “Hanau eepe” tenían muy desarrollados los lóbulos de las
orejas. Los orejas cortas y los orejas largas son
protagonistas históricos de origen confuso, pero cuya
existencia está afianzada con reales testimonios en el
pasado.

Tampoco existe expediente escrito, que ayude a contar la
historia de esta alejada tierra, de su gente, y del
significado de los “moais”, de casi 900 gigantes que adornan
el paisaje estéril de la isla de Pascua. Se cree que deben
haber sido tallados, transportados, y erigidos entre los
siglos XV y XVII.

Otro lugar de misterio es la playa de Anakena, con una
increíble arena blanca alejada del resto de las playas del
litoral costero. Según la leyenda se dice que allí, Hotu
Matua desembarcó y empezó la colonización de la isla. La
familia real se habría instalado en Anakena, convirtiéndose
por generaciones en el territorio más sagrado e inviolable de
la isla. Sin embargo, antes de morir, Hotu Matua, habría
dividido la isla entregándole una parte a cada uno de sus
hijos, para que estos formaran sus propias tribus o mata.

Al pasar el tiempo las tribus fueron subdividiéndose en
distintos linajes con lo que también se generaron diferencias
de prestigio en la estructura social, de tal forma que hacia
la época culmine del desarrollo cultural “rapanui” las tribus
del oeste habrían formado una confederación llamada “Ko Tuú
Aro” que se mantuvo permanentemente en conflicto con aquellas
del este llamadas “Ko Hotu Iti”.

Sin un conocimiento claro sobre el pasado de la isla, pero
si reconociendo su gran particularidad y relevancia
arqueológica y etnográfica, el 23 de julio de 1935, la Isla
de Pascua fue declarada monumento histórico según decreto
supremo Nº 4536.

En diciembre de 1995 en la reunión de Berlín, la Unesco
declaró al Parque Nacional Rapa Nui, que ocupa un 40 por
ciento de la isla, “Sitio de Patrimonio Mundial”, de acuerdo
a la Convención del Patrimonio Mundial Cultural y Natural del
año 1972.

Por somosfutrono

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