Los restos del Libertador de Sudamérica, José de San Martín
Matorras, fueron desembarcados en el puerto de Buenos Aires
el 28 de mayo de 1880, treinta años después de su deceso en
Francia. Hasta su muerte, a los 73 años de edad, gozó de la
pensión militar que le había otorgado el gobierno de Chile.

Los historiadores lo han definido como un hombre honrado, que
jamás disfrazó la verdad; y como un luchador en la
conveniencia del interés público, quien nunca ambicionó el
poder, razón por la cual, dimitió cuando las circunstancias
lo ameritaban y aceptó los cargos, en los momentos
emblemáticos.

San Martín nació Yapeyú, Argentina, el 25 de febrero de 1777,
siendo sus padres oriundos de Castilla la Vieja. A los siete
años de edad, se fue junto con sus progenitores a España.
Allí comenzó a estudiar en el «Seminario de Nobles» de
Madrid. Luego, a los 12 años ingresó como Cadete al
«Regimiento Murcia», donde recibió instrucción militar. Su
carrera fue corta, pero brillante.

Alcanzó el grado de Teniente Coronel a los 31 años de edad,
como recompensa a su desempeño en la Batalla de Bailén,
contra las tropas napoleónicas. Además, por esta misma
hazaña, fue condecorado con la Medalla de Oro de los Héroes
de Bailén.

Pero en esa época conoció a Lord Macduff, noble escocés, que
lo introdujo a las logias secretas que complotaban por la
independencia de América del Sur. Conocida la causa, en 1811
solicitó su retiro del ejército y el 6 de setiembre de ese
año, obtuvo la baja del ejército español y una autorización
para trasladarse a Lima, por razones particulares.

Pero por intermedio de su amigo Lord, obtuvo un pasaporte
para viajar a Inglaterra, donde se encontró con compatriotas
de la «América española», como; Alvear, Zapiola, Andrés
Bello, Tomás Guido, entre otros. Todos formaban parte de una
logia que había fundado el «Precursor», Francisco Miranda,
quien, junto con Simón Bolivar, ya luchaban en América, por
la independencia de Venezuela.

En enero de 1812, San Martín se embarcó hacia Buenos Aires en
la fragata inglesa George Canning, arribando al puerto en
marzo. A los pocos días de su llegada, le fue reconocido el
grado de Teniente Coronel y el Triunvirato le encomendó la
creación de un escuadrón, que luego fue el célebre regimiento
de «Granaderos a Caballo».

Durante el año 1812 se ocupó de instruir a la tropa en las
modernas técnicas de combate que conocía por su extensa
actuación europea contra los ejércitos de Napoleón. Con este
Escuadrón venció a los españoles en el combate de San
Lorenzo, Provincia de Santa Fe, en febrero de 1813.

Además, se ocupó de organizar una sociedad secreta que se
denominó la «Logia de Lautaro», en honor al «caudillo
araucano». La sociedad estaba formada como las logias
masónicas de Cádiz y de Londres, similar a la que en
Venezuela tenía como miembros a Francisco Miranda, Simón
Bolívar y Andrés Bello.

El objetivo de la logia era: «trabajar con sistema y plan en
la independencia de la América y su felicidad». Sus miembros
principales, además de San Martín eran: Alvear, Zapiola,
Bernardo Monteagudo, y Juan Martín de Pueyrredón.

Durante 1813 San Martín fue designado como Comandante en Jefe
del Ejército del Norte, cuyo objetivo era su reorganización,
de manera de invadir Alto Perú, actual Bolivia, y más
adelante tomarse Lima, la cuna del poder español.

Pero la poca preparación y colaboración de sus oficiales,
añadida a su mal estado de salud, lo indujo a solicitar
licencia para dejar el mando, el 14 de junio de 1814. Esta
decisión también estuvo influenciada, porque San Martín
entendió que el plan de atacar Lima por Alto Perú jamás
tendría éxito.

«El Libertador», había concebido como única manera de liberar
a América del poder español a través del mar, y para ello se
requería independizar a Chile, y así formar una escuadra en
nuestro país. Entonces, se trasladó a Córdoba y de allí a
Mendoza, en donde asumió como Gobernador Intendente de Cuyo.

Apenas hacía un mes que se encontraba en su nuevo puesto,
cuando ocurrió el «Desastre de Rancagua» en octubre de 1814,
el que trajo como consecuencia, la emigración de los
patriotas a Mendoza. San Martín de inmediato se dio a la
tarea de organizar el «Ejército de Los Andes», con la
cooperación de Bernardo O’Higgins Riquelme.

Una vez organizado el «Ejército», cruzó la Cordillera de Los
Andes, lo que ha sido considerado como una de las más
notables operaciones estratégicas que registra la historia
militar del mundo. Una vez en Chile, venció a los españoles,
en las batallas de Chacabuco, el 12 de febrero de 1817 y en
la de Maipú, el 5 de abril del año siguiente.

En esta última batalla, cuando aún tronaban los últimos
cañonazos, fue aclamado por el General O’Higgins, con el
siguiente grito heroico: «Gloria al Salvador de Chile». Luego
de estas victorias, el gobierno argentino lo premió con un
escudo con la leyenda: «La Patria en Chacabuco al Vencedor de
los Andes y Libertador de Chile».

Asegurada la independencia de Chile, San Martín se dedicó,
con la colaboración de O’Higgins, a preparar la expedición
sobre el Perú; otorgándole las autoridades chilenas el grado
de General en Jefe del Ejército Libertador del Perú, para
esta nueva misión.

La Escuadra Nacional zarpó desde el puerto de Valparaíso con
destino a Perú, bajo el comando naval de Lord Thomas Cochrane
y la jefatura militar de San Martín, el día 20 de agosto de
1820, fecha que coincidió con el onomástico número 42 de
O’Higgins.

El Ejército Libertador del Perú estaba compuesto por cuatro
mil hombres, en circunstancias que el país que pretendían
invadir, estaba defendido por veinte mil veteranos, que hasta
entonces habían mantenido a raya a la revolución americana.

Después de combatir victoriosamente en Perú, entró en Lima el
10 de julio de 1821, proclamando la independencia el 28 de
Julio del mismo año. Constituyó el gobierno nacional,
asumiendo su dirección, con el título de «Protector de la
Libertad del Perú».

Posteriormente, cooperó a la libertad del Ecuador, auxiliando
al General Antonio José de Sucre con una división de su
ejercito que triunfó en Riobamba y combatió en Pichincha,
contribuyendo a la liberación de Quito.

Pero sus fuerzas no eran suficientes para culminar la magna
empresa y hubo de buscar la comunidad de acción además, con
el General Simón Bolívar, el libertador de Colombia; y con
ese propósito celebraron una conferencia en la ciudad de
Guayaquil.

Sin embargo, en esa época ya había comenzado a manifestarse
en San Martín, con solo 44 años de edad, graves síntomas de
su pérdida de capacidad cerebral y de su voluntad, debido al
abuso que hacía del opio que se le suministraba para calmar
los dolores que le provocaba una seria enfermedad al
estómago.

Como consecuencia de lo anterior, en septiembre de 1822, San
Martín dejó el mando del gobierno peruano y se vino a Chile,
delegando en Sucre y Bolívar, la consolidación de la
liberación del Perú. Permaneció un corto tiempo en Chile y se
radicó en Mendoza, hasta que en 1824 año en que se embarcó a
Europa, estableciéndose en Francia, lugar donde permaneció
hasta su muerte en 1850.

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