En la ciudad de Santiago, falleció el último presidente de
los «decenios», José Joaquín Pérez Mascayano, el 1 de junio
de 1889, a la edad de 88 años, con sus facultades
intelectuales intactas, a pesar de su avanzada edad. Su lema
durante su mandato fue: “Mi gobierno es de todos y para
todos”.

Nació en el seno de una de las familias pertenecientes a la
aristocracia colonial de Santiago, el 6 de mayo de 1801,
razón por la cual, sus primeros estudios los realizó en el
Colegio Carolino, los que continuó en el Instituto Nacional,
licenciándose finalmente en derecho en la Universidad Real de
San Felipe.

Pérez recordó hasta su vejez, las reuniones en la casa de su
tío Joaquín Larraín, donde se juntaba con importantes
personalidades de la vida política nacional como, Camilo
Henríquez, Manuel de Salas, Bernardo Vera, Francisco Antonio
Pérez y Salas, quienes despertaron en la juvenil imaginación
de Pérez, historias de otros países y de filosofía política,
conversaciones que consideró más provechosas que cualquier
colegio.

Se inició en la vida política a los 25 años de edad, en 1826,
cuando fue elegido diputado por San Felipe y formó parte del
Cabildo de Santiago. El mismo año fue nombrado secretario de
la delegación que el gobierno decidió enviar a los Estados
Unidos y México, para obtener en esos países el
reconocimiento de la Independencia nacional.

Residió en Washington cerca de 2 años; Luego, en 1829 fue
nombrado Encargado de Negocios en Francia. En este país
recibió el reconocimiento de la Independencia por parte de
esa nación y estableció contacto con José de San Martín
Matorras y otros próceres que llegaron al viejo continente.

Al año siguiente, Pérez fue nombrado embajador en Argentina y
regresó a Chile a principios de 1834, destacándose como una
de las personas más ilustradas del país.

Ese mismo año fue elegido diputado suplente por los
departamentos de Itata y Santiago; y luego reelegido en 1837.
Continuó en la vida política desempeñando distintos cargos
como: vicepresidente de la Cámara de Diputados en 1839, al
año siguiente diputado por Puchacay y presidente de la Cámara
en 1842, luego vicepresidente, en 1846 y 1848, y reelegido al
año siguiente por Curicó.

Cuando se disponía a su retiro a la vida agrícola, fue
llamado por el gobierno de Manuel Bulnes Prieto al Ministerio
de Hacienda, en septiembre de 1844, en forma interina, debido
a que el titular Manuel Rengifo Cárdenas se enfermó. Tras
fallecer éste, fue nombrado titular, desempeñándose en el
cargo hasta 1846.

En ese año volvió a retirarse a sus actividades privadas,
pero en 1949 fue elegido diputado por Santiago, por el
período 1849 a 1852, y en 1850 nuevamente fue presidente de
la Cámara de Diputados.

La caída del ministro Manuel Camilo Vial en 1849, creó las
condiciones para que el Presidente Bulnes lo llamara otra vez
al gobierno, al Ministerio del Interior y de Relaciones
Exteriores, el 12 de junio. Su misión era conciliar los
ánimos políticos en el país.

En los levantamientos armados que produjo la llegada de
Manuel Montt Torres como Presidente en 1851, y en todo el
período en que este desempeñó la presidencia, Pérez se
mantuvo alejado directamente de los acontecimientos. Solo
cooperó con el gobierno desde el Parlamento como senador.

Este alejamiento de las convulsiones políticas llevaron a
situarlo en una posición conciliadora, que fue aprovechada
por las autoridades para proponerlo como candidato
presidencial en 1861, en un gobierno llamado «de todos y para
todos».

Pérez, de 60 años en ese tiempo, fue elegido en forma unánime
por los 216 electores, y recibió la banda de Presidente de la
República el 18 de septiembre de 1861. En el fondo todas las
personas ansiaban tranquilidad después de las agitaciones de
la Guerra Civil de 1859.

Su actitud de realizar un gobierno distinto a los anteriores,
se vio reflejada en su primera acción gubernamental, que fue
decretar una «Ley de Amnistía», para todos los individuos que
desde 1851 habían sido enjuiciados por razones políticas.
Además, hubo breves años de libertad de reunión y libertad de
prensa, en los que el propio mandatario era caricaturizado en
los periódicos.

Durante la administración de Pérez se terminó la construcción
del ferrocarril de Valparaíso a Santiago, que entró en
servicio el 14 de septiembre de 1863. Posteriormente, en 1868
se inauguró la línea férrea de San Fernando a Curicó.

Sin embargo, en la mitad del primer período presidencial de
Pérez, en un ambiente político tranquilo, el 8 de diciembre
de 1863, se incendió la Iglesia Compañía, cuando se estaba
celebrando el Mes de María, provocando una de las mayores
tragedias que vivió la aristocracia santiaguina. En casi
todos los hogares hubo que lamentar la pérdida de algún
familiar. A raíz de esta tragedia, se creó el Cuerpo de
Bomberos Voluntarios de Santiago, y el 20 de diciembre de
1863, se acordaron las bases de la institución.

Luego, en 1865 se creó la Compañía de Gas de Santiago y la
fábrica de tejidos de lana Bellavista Tomé. En el mismo año
se realizó el Censo decenal de población, que dio como
resultado una cantidad de 2 millones 80 mil habitantes, con
una densidad de 3,5 personas por kilómetro cuadrado, y un 20
por ciento de letrados.

En agosto de ese año se creó la provincia de Curicó y los
departamentos de Angol, Lebu y Cañete. Mientras que, para dar
más impulso a la colonización extranjera se creó la provincia
de Llanquihue.

Pero el gobierno de Pérez tuvo que enfrentar diversos
problemas internacionales como los que se venían arrastrando
con Bolivia desde 1826, por la toma de ese país de la Caleta
de Cobija (Puerto Lamar) y los constantes reclamos de las
autoridades chilenas, especialmente las del Presidente
Bulnes, que culminaron en 1863, cuando el Congreso boliviano
le declaró la guerra a Chile.

Sin embargo, el Presidente Pérez prefirió bajarle el perfil
al conflicto con Bolivia y aliarse con Perú, para proteger la
independencia de éste, debiendo enfrentar la Guerra contra
España entre 1865 y 1866.

Debido al conflicto con España, se produjo el corte de las
comunicaciones marítimas en el país, lo que posibilitó la
construcción de las líneas telegráficas desde Copiapó por el
Norte hasta Concepción por el sur, con 1 millón 176 mil 518
metros de alambre telegráfico.

Terminada la guerra con España, en 1866, Pérez fue reelegido
Presidente de la República por 191 electores a favor y 26 en
contra. Sería la última vez que un Presidente podría ser
reelegido por el período inmediato. Pérez marcó el fin de los
llamados «decenios».

En 1867 se promulgó el Código de Comercio y se realizó la
primera Exposición Agrícola Nacional en 1869, en la cual se
expusieron maquinarias agrícolas, sistema de cruzamiento para
mejorar el ganado, entre otros. Adicionalmente, se estableció
el servicio de giros postales en diciembre de 1868 y los
servicios de correos terrestres y marítimos hacia Europa en
1867.

Durante el gobierno de Pérez se realizaron las primeras
reformas a la Constitución de 1833 y se promulgó la libertad
de culto. Luego, en 1869 se procedió a promulgar la Ley de
Reforma Electoral, con la que se aumentó el número de
diputados elegibles, de 96 a 99.

Cuando en 1871, Pérez, entregó la banda presidencial a
Federico Errázuriz Zañartu, se mantuvo hasta el final de sus
días con el mismo antiguo bajo perfil político que lo había
caracterizado.

Por somosfutrono

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