Las fuerzas chilenas llegaron a la plazoleta del “Morro de
Arica” el 7 de junio de 1880, izando nuestra bandera nacional
en el mástil de éste, a las 7 horas y 45 minutos, luego de 55
minutos de lucha. Para conmemorar el valor y heroísmo de los
soldados que combatieron en esta contienda, el Ejército de
Chile instituyó este día como “El Día de Las Glorias de la
Infantería”.

La Toma del Morro de Arica se desarrolló en el contexto de la
Guerra del Pacífico. Así fue que, una vez finalizada la
Campaña de Tarapacá, el mando chileno tomó la decisión de
capturar la plaza fortificada de Arica, de manera de asegurar
la línea de abastecimiento para la campaña de Lima, y a la
vez no dejar a sus espaldas una posición tan riesgosa, al
iniciar el avance.

Las tropas chilenas la conformaban 4 mil soldados, comandados
por el Coronel Pedro Lagos Marchant, quienes se encontraban
apoyados por la Escuadra Nacional, con las embarcaciones
“Cochrane”, “Magallanes, “Covadonga” y “Loa”.

Mientras que las fuerzas peruanas se encontraban al mando del
Coronel Francisco Bolognesi, y disponían de 2 mil 100 hombres
y la tripulación del blindado “Manco Capac”, dominando una
posición virtualmente infranqueable.

El día 5 de junio a las ocho de la mañana, los cañones
chilenos rompieron el fuego, acción que fue contestada por
los peruanos. Ese mismo día fue mandado un parlamentario a
conversar con el enemigo, recayendo la misión en el Mayor
José de la Cruz Salvo.

Fue conducido con los ojos vendados hasta donde el Coronel
Bolognesi, quien lo recibió cordialmente. De la Cruz le pidió
la rendición de la plaza con el objeto de evitar más
derramamiento de sangre, ya que debido a la situación de los
chilenos y sus fuerzas, toda resistencia era inútil.
Bolognesi contestó: “resistiremos hasta el último
cartucho”.

El día 6 de junio se efectuó un segundo bombardeo con la
colaboración de la Escuadra Nacional, con el cual se quería
justificar una capitulación peruana honrosa, pero no se
consiguió. Pero el intercambio de disparos averió a la
“Covadonga” y provocó muchas bajas en el blindado
“Cochrane”.

Entonces, en la madrugada del 7 de junio, el Coronel Lagos
ordenó el ataque en un movimiento de tres direcciones: El
Regimiento 4º de Línea, con el Regimiento Buín como reserva,
atacó el fuerte Este, El Regimiento 3º de Línea atacó el
fuerte Ciudadela, ambos fuertes del frente sur, El Regimiento
2º de Línea y el Regimiento Lautaro atacaron los fuertes
Santa Rosa, San José y Dos de Mayo, en el frente norte.

El ataque se inició en el fuerte de la Ciudadela que fue
tomado a cuchillo. Otro fuerte atacado fue el del Este,
tomado del mismo modo que el anterior. Como consecuencia, las
fuerzas peruanas que salvaron en estas acciones, fueron a
engrosar la guarnición del Morro de Arica. Según el plan
trazado, una vez tomados estos dos fuertes correspondía al
Regimiento Buín, tomar el “Morro”.

Pero en esos momentos, no se sabe quien, y en el fragor de la
batalla alguien gritó: «¡Al morro muchachos!», y la tropa,
olvidando las instrucciones recibidas, se precipitó a asaltar
al bastión más poderoso y mejor defendido de las fuerzas
peruanas, denominado Cerro Gordo, en la cima del Morro.

Mientras la bandera chilena se izaba en el Morro de Arica, el
Capitán del buque peruano Manco Cápac, abría las válvulas de
su monitor logrando hundirlo en el mar. Bolognesi, Ugarte y
la mayor parte de los oficiales peruanos perecieron en la
refriega. La versión que el Coronel Bolognesi se arrojó con
su cabalgadura al mar, con el objetivo de no dejar su emblema
patrio en poder del enemigo, no pasa de ser una leyenda.

A su vez, el General Manuel Baquedano González y el Coronel
José Velásquez Bórquez que observaron la batalla, fueron
seguidos por Manuel Bulnes Pinto y Carabineros de Yungay,
tomando la plaza de Arica a las 8 horas y 30 minutos. En esos
momentos, Arica había sido tomada. El sur peruano estaba en
poder de Chile. Solo faltaba Lima, la capital del Perú.

Por somosfutrono

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