En la ciudad de Santiago falleció el 14 de junio de 1888,
José Victorino Lastarria Sandander, a los 71 años de edad,
luego de padecer de una breve neumonía. De profesión abogado,
fue un notable publicista y uno de los oradores más fecundos
y elocuentes del país, conocido como “el patriarca de las
letras chilenas”.
Su especialidad fue el campo de la ciencia política y
constitucional, mientras que sus libros predilectos fueron
los relacionados con la historia. Es, sin duda, el primero de
los literatos chilenos, no solo por la pureza y brillo de su
estilo, sino por el vigor e independencia de su espíritu
racionalista y la rara profundidad de su talento.
Lastarria nació en la ciudad de Rancagua donde sus padres
eran comerciantes. Según los registros, cuenta con dos fechas
de nacimiento, la indicada por su familia, el 23 de marzo de
1817, pero en la declaración ante la Corte Suprema, para
obtener el título de abogado, Victorino señaló marzo de
1816.
Inició los estudios en forma particular con el presbítero
Francisco Puente en 1828. En agosto del año siguiente, cuando
Lastarria tenía 12 años de edad, gracias a una beca del
Presidente Francisco Antonio Pinto Díaz, ingresó al “Liceo de
Chile”, recién fundado por el español José Joaquín de Mora.
El propio Mora, además de las clases habituales, había
formado un grupo de jóvenes aventajados en los estudios,
quienes recibían clases de Filosofía por las tardes, las que
en realidad eran clases de Liberalismo. Lastarria estaba
entre ellos. Allí aprendió las ideas de Rousseau, Bentham,
Saint Simón, Campomanes y Jovellanos. La influencia de Mora
fue determinante en los principios liberales de Lastarria.
Pero al año siguiente en 1830, una comisión investigadora
informó a las autoridades sobre las deficiencias pedagógicas,
morales y disciplinarias del Liceo, por lo que el gobierno de
José Tomás Ovalle Bezanilla, ordenó pasar las becas al
Instituto Nacional y Mora fue expulsado del país por el
Ministro Diego Portales Palazuelos. Irritado con Chile, Mora
le llamó la “Beocia de América”. Más tarde se retractó al
contemplar desde afuera el progreso del país.
Por lo tanto, en junio de 1831, Lastarria ingresó a estudiar
Filosofía en el Instituto Nacional, con Ventura Marín como
profesor. Durante 1833, siguió un curso de Derecho Natural,
orientado por Andrés Bello López, hacia quien Lastarria tenía
un sentimiento contradictorio por su filiación al régimen
portaliano.
A fin de costear sus estudios, Lastarria comenzó a dar clases
en 1836 y enseñó geografía en el colegio del presbítero Romo.
De ahí data su primer libro, “Lecciones de Geografía
Moderna”.
En diciembre de ese año, a los 19 años de edad, recibió el
grado de bachiller en Sagrados Cánones y Leyes, y en 1837 el
de profesor de Derecho Universal. Al año siguiente, el de
profesor de Geografía en la Universidad de San Felipe. En
1838 escribió para sus clases, el “Manual de Testamentos y
Lecciones de Geografía”.
En 1839 comenzó a dar clases en el Instituto Nacional, en la
cátedra de “Legislación y Derecho de Gente”, teniendo por
alumnos a los futuros presidentes Aníbal Pinto Garmendia y
Domingo Santa María González, además del político Manuel
Antonio Matta Goyenechea. Ese mismo año recibió el título de
abogado, a los 22 años de edad.
Desempeñó esta cátedra con algunas interrupciones hasta 1860,
al ser trasladado del Instituto Nacional a la Universidad de
Chile, cuando esta se fundó. En esa época Lastarria tenía, 43
años de edad. El desempeño en la cátedra le sirvió como una
verdadera tribuna para exponer sus doctrinas liberales y
embestir contra la reacción colonial y abogar por la reforma
política.
Su necesidad de difundir las ideas liberales se materializó
en 1841, cuando fundó con Pedro Ugarte el periódico “El
Miliciano”. A Lastarria se le considera un promotor de la
generación literaria de 1842. A fin de impulsar una
literatura chilena sin influencias europeas, fundó ese año
“La Sociedad Literaria”, con alumnos del Instituto Nacional,
siendo el primer director de esa organización. Como órgano de
difusión de la Sociedad, fundó en 1843, “El Crepúsculo”, la
primera revista literaria chilena.
Un tema que apasionó a Lastarria fue el de la marginalidad,
atendiendo a lo que había sido su propia vida y condición
social. Este se convirtió en eje central de su obra literaria
y se reflejó en “El Mendigo” en 1843, “El Manuscrito del
Diablo” en 1849 y “Don Guillermo” en 1860, que tenían por
protagonistas a personajes marginados o perseguidos por un
mundo en que primaban los valores antiliberales.
En esa época, en 1842, se inició en la política como oficial
mayor del Ministerio del Interior, renunciando a este cargo
dos años más tarde, en rechazo a la censura que recibió la
obra de Francisco Bilbao, “La Sociabilidad Chilena”, en
1844.
Entre los años 1843 y 1858 fue elegido Diputado por Elqui y
Parral, Rancagua, Caldera, Copiapó y Valparaíso. También, fue
Senador entre 1867 y 1879, por La Serena y Coquimbo.
En su desempeño parlamentario se destacó como un orador
brillante; más su actitud política, en su conjunto, no fue
más que un ataque al pasado, a los gobiernos enérgicos,
activos y creadores y propició siempre reformas encaminadas a
crear la impotencia del gobierno.
En la misma época que renunció como Ministro en 1844, por
encargo de Andrés Bello, leyó la primera memoria histórica de
la Universidad, escogiendo el tema, “Investigaciones sobre la
Influencia Social de la Conquista y del Sistema Colonial de
los Españoles en Chile”.
En su conferencia a parte de exponer sus teorías sobre la
filosofía de la historia, renegó de toda la herencia
española, que para él se hallaba perpetuada en la estructura
política que consolidara Portales. Por todo esto se dice que
Lastarria fue “El Padre Espiritual del Partido Liberal”.
En 1850, Lastarria se vinculó con los organizadores y
promotores de la “Sociedad de la Igualdad”, por lo que el
gobierno de Manuel Bulnes Prieto, lo acusó de agitador y lo
deportó a Lima en noviembre de ese año.
Regresó en los primeros meses del año siguiente, y aunque no
tuvo participación directa en el motín del Coronel Pedro
Urriola Balbontín, en abril de 1851, el Congreso lo desaforó,
cuando era Diputado por Rancagua y el gobierno de Bulnes lo
destituyó de su cátedra en el Instituto Nacional y nuevamente
lo deportó al Perú.
Al año siguiente, regresó a Copiapó, donde probó suerte como
cateador en el mineral de Tres Puntas. En 1853 se trasladó a
Valparaíso, trabajando con éxito como abogado, e ingresando a
la logia masónica, “Unión Fraternal”.
Su vida diplomática la comenzó en el gobierno de Manuel Montt
Torres, y en 1862 fue enviado a Lima. En agosto de 1864, se
le destinó a las repúblicas americanas de la costa atlántica,
para obtener apoyo frente a la agresión de España.
En su misión a La Plata en enero de 1865, lamentablemente se
extralimitó en las instrucciones precisas que había recibido
de la Cancillería y entregó al gobierno argentino una
proposición que importaba la renuncia a las nueve décimas
partes de la Patagonia, a la mitad del Estrecho de Magallanes
y de Tierra del Fuego.
Este traspié lo reversó en 1879 con el gobierno de Aníbal
Pinto, al ser enviado como Ministro Extraordinario a Río de
Janeiro, para obtener la neutralidad del Imperio del Brasil
en la Guerra del Pacífico, con buen éxito para los intereses
de Chile.
Como Ministro de Interior del Presidente Pinto, creó el
“Diario Oficial” en reemplazo de “El Araucano”, donde el
gobierno publica las leyes que se promulgan hasta nuestros
días.
En el mismo cargo obtuvo la reforma de la ley de imprenta;
creó en la Oficina de Estadísticas una sección de geografía
encargada del levantamiento de una carta general de Chile;
ordenó y concordó las normas sobre presupuesto; dictó el
reglamento de las casas de prenda.
Su última responsabilidad importante fue a los 66 años de
edad, en 1883, cuando asumió como Ministro de la Corte
Suprema de Justicia, función en la que estaba antes de
jubilar en marzo de 1887.