En vuelo directo procedente de Roma llegó el 15 de junio de
1946 al Aeropuerto de Los Cerrillos de Santiago, el primer
Cardenal chileno José María Caro Rodríguez. El capelo
cardenalicio lo recibió casi a los 80 años de edad, el día 17
del mes anterior, del Santo Padre Pío XII.

La recepción constituyó una “Fiesta Nacional”. Una multitud
lo acompañó a lo largo de su viaje desde el aeropuerto hasta
la Catedral. Flamearon las banderas chilenas y la gente le
entregó flores al paso del nuevo y primer Cardenal chileno.
Una cuadrilla de aviones voló sobre la capital, formando una
gran Cruz de Cristo en el cielo.

Su vida se caracterizó por su notable humildad; encarnó al
hombre de trabajo y se ganó el aprecio de la ciudadanía,
convirtiéndose en un fiel exponente del pensamiento social
católico y en un ejemplo de entrega a los más necesitados,
siendo un modelo para el resto del clero y del laicado.

Su apostolado se centró en la difusión del pensamiento
católico a través de la prensa. Para ello fundó el «Auxilio
Social Cristiano», que ayudaba a los desamparados. Además,
levantó numerosas parroquias en las poblaciones de Santiago,
que recibieron la colaboración de los estudiantes de los
colegios católicos.

Adicionalmente, creó los semanarios Mundo Católico y La Voz,
entre otros, y la Radio Chilena. Fundó la Juventud Obrera
Católica en las ciudades y en los campos, estableció diversos
servicios en la Acción Católica y bendijo las Cooperativas de
Ahorro y de Consumo. Su lema episcopal fue «Deus refugium
nostrum et virtus», que quiere decir: «Dios es nuestro
refugio y fortaleza».

Monseñor Caro fue el principal eje para la construcción del
templo en Maipú, en homenaje a la Virgen del Carmen. Obtuvo
la donación de los terrenos y convocó a la Iglesia y al
gobierno argentino, junto al chileno, para unir esfuerzos. El
16 de julio de 1944, el Presidente radical Juan Antonio Ríos
Morales concurrió a la bendición de la primera piedra.

El Cardenal Caro nació en Pichilemu el 23 de junio de 1866,
en el núcleo de una familia de pequeños agricultores de la
zona. Pero a los 5 años de edad, sus abuelos se lo llevaron a
vivir con ellos para poder asegurarle una mejor educación. En
Cahuil estudió en la Escuela de Ciruelos, hasta la cual debía
caminar, cada día, cinco kilómetros.

A los 15 años de edad, en 1881, comenzó a ayudar en las misas
del canónigo santiaguino Ramón Saavedra Jiménez, cuando este
celebraba misas en la zona. Al poco tiempo, el canónigo le
propuso al joven ser sacerdote, y Caro aceptó inmediatamente.

Estudió en el Seminario de Santiago, y posteriormente por
designación de Monseñor Mariano Casanova Casanova en el
Colegio Pío Latino y en la Universidad Gregoriana, en Roma,
pero al poco tiempo de haber llegado a Italia, se enfermó
gravemente del pulmón, debiendo dedicar, por su estado de
salud, pocas horas al estudio. A pesar de las dificultades
fue ordenado sacerdote y se doctoró en teología.

Regresó a Chile durante la Guerra Civil de 1891, fecha en que
sus problemas de salud continuaban. A su llegada casi no
podía usar la voz, quedando limitado a hacer clases como
profesor en el Seminario. En 1899, a los 33 años de edad,
tenía a cargo las cátedras de filosofía, teología, griego y
hebreo.

Finalmente, en 1910, y por razones de salud, fue trasladado a
Mamiña, al interior de Iquique, como párroco, siendo nombrado
Vicario Apostólico de Tarapacá y Obispo de Iquique al año
siguiente, ocasión en que se propuso luchar contra la
indiferencia religiosa de la zona.

En la Pascua de Resurrección de 1913 el Obispo Caro se
planteó realizar una procesión por Iquique, idea que encontró
oposición de parte de elementos radicales. A poco andar, la
procesión fue atacada por grupos fanáticos y los
participantes debieron protegerse para evitar ser golpeados.

Sin embargo, el sacerdote se fue ganando poco a poco el apoyo
de la ciudadanía, ya que su labor fue cercana al pueblo y a
las necesidades reales de éste. Durante la crisis de 1914, se
preocupó de crear cooperativas de ayuda, abrir albergues y
dar alimentación a los más necesitados.

Posteriormente, en 1925, a los 59 años de edad, fue nombrado
Obispo de La Serena. En su despedida de Iquique fue evidente
cómo se había ganado el afecto de la gente y cómo había
logrado un acercamiento del pueblo a la Iglesia.

Estando en La Serena, Monseñor Caro publicó numerosas obras
de carácter doctrinario como: “Fundamentos de la Fe”, “Porque
Creo”, “El Matrimonio Cristiano”, “El Misterio de la
Masonería”, “La Iglesia y los Obreros”, y varias más.

En 1939 fue nombrado Arzobispo de Santiago, para reemplazar a
Monseñor José Horacio Campillo Infante, quién había
renunciado y dejado el cargo el 30 de agosto de ese año,
fecha en que éste fue designado Obispo Titular de Larissa y
se retiró a la vida privada.

Así se convirtió en el séptimo Arzobispo de Santiago. Ese
mismo día realizó una visita oficial al Presidente de la
República, Pedro Aguirre Cerda.

Una de las ceremonias más importantes que le correspondió
presidir fue, en 1941, el Octavo Congreso Eucarístico
Nacional. Ese mismo año falleció el Presidente Aguirre Cerda,
cuyas exequias se realizaron en la Iglesia Catedral con la
venia del Partido Radical.

Luego, en diciembre de 1945 se conoció la noticia de que el
Sumo Pontífice había designado a Monseñor Caro para ser
elegido cardenal, debiendo viajar en pleno invierno europeo.
Su salud no lo acompañó, y el frío y las inadecuadas
condiciones del Colegio Pío para un hombre mayor, le causaron
una bronconeumonía que se fue complicando cada vez más.

Sin embargo, su salud inició luego una lenta mejoría, y el
Papa Pío XII lo creó Cardenal en el Consistorio de 17 de mayo
de 1946, con el título de Santa María della Scala. Sin
abandonar nunca su habitual sencillez, el Cardenal Caro
continuó hasta sus últimos días visitando parroquias,
bendiciendo matrimonios y administrando la confirmación.

En 1950, la Santa Sede le dio el título de Primado de Chile,
concedido enteramente al Cardenal Caro, con ocasión de sus 60
años de sacerdote. Posteriormente, participó en el Cónclave
de octubre de 1958, que eligió al Papa Juan XXIII.

En diciembre de ese año el Cardenal Caro cayó gravemente
enfermo; el Cabildo Metropolitano en pleno le dio la
Extremaunción y al día siguiente el 5 de diciembre de 1958
falleció, a los 92 años de edad.

Las campanas doblaron en señal de duelo. El Gobierno de Jorge
Alessandri Rodríguez decretó duelo nacional. Una larga fila
de llorosos fieles fue a despedirlo. Sus restos descansan en
la Catedral de Santiago. Hoy es Siervo de Dios y se está
tramitando su Causa de Beatificación.

Por somosfutrono

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