Llegó al puerto de Valparaíso, el 17 de junio de 1818, el
escocés Lord Thomas Cochrane, con el grado de Vicealmirante y
acompañado de su esposa. El matrimonio recibió la bienvenida
del mismo General Bernardo O’Higgins Riquelme, quien contrató
los servicios del marino, con el fin de entregar a manos
expertas la Escuadra Nacional para la lucha contra el
Virreinato del Perú.

Cochrane había realizado su carrera naval en la flota
inglesa, en las campañas de Inglaterra contra los Estados
Unidos y contra el emperador francés Napoleón I. Luego, se
retiró del servicio activo a los 34 años de edad, en 1809,
con el grado de Capitán y honrado con la “Orden del Baño” y
se dedicó a la política.

Fue miembro de la Cámara de los Comunes en Inglaterra y, a
raíz de una especulación bursátil que nunca fue totalmente
aclarada, eliminado del Parlamento, de la Real Armada
Británica y expulsado de la Orden del Baño.

Mientras tanto, en Chile se obtuvieron los triunfos en las
batallas de Chacabuco y Maipú, pero se requería de una flota
organizada en la lucha contra el virreinato de Perú. Por esta
razón, inicialmente fue nombrado Comandante General de la
Marina y Jefe de la Escuadra Nacional, al argentino Manuel
Blanco Encalada.

Blanco había estudiado en la Academia de Marina de Isla León
en España y participado en los combates contra la escuadra
francesa. Posteriormente, se vino a pelear por la
independencia americana, ingresando al ejército chileno.

Al enterarse O’Higgins de la situación de Cochrane, y con el
fin de entregar a manos más expertas la dirección de la
flota, contrató los servicios de éste. El acuerdo le
garantizaba al marino la jefatura de la Escuadra, con el
sueldo y las regalías correspondientes al grado de Almirante
inglés.

A fines de 1818, Blanco le entregó el mando de la escuadra a
Cochrane y se puso a sus servicios. Concluidos los
preparativos, en enero del año siguiente, una división de la
Escuadra, comandada por Cochrane, y compuesta por cuatro
embarcaciones, zarpó rumbo a El Callao, dispuesta a batirse
con las naves españolas. Pero, a pesar de emprender dos
cruceros por las costas del Perú, no logró enfrentarse con
los buques del Virrey, que se mantuvieron protegidos por las
baterías del puerto.

En 1820, Cochrane en un rasgo de audacia y sin previo aviso
al Gobierno de Chile, se presentó en la bahía de Corral. Allí
realizó con éxito el asalto de las poderosas fortificaciones
españolas que custodiaban el acceso a la ciudad de Valdivia,
la cual al fin se le entregó sin lucha.

En el mismo año, con quince transportes llevó al Ejército
Libertador al Perú y lo desembarcó en Paracas. El 5 de
noviembre de ese año tomó la fragata Esmeralda en El Callao.
En 1821 llegó hasta México. De vuelta en el Perú tuvo
problemas con el General José de San Martín Matorras, debido
a una serie de problemas de corte financiero, el General no
había cancelado los sueldos de la tripulación, lo que obligó
al Almirante a apoderarse de los fondos respectivos.

Entonces, Cochrane volvió a Valparaíso para atender una
propiedad que había adquirido en Quintero, fecha en que fue
contratado por Brasil, así Blanco Encalada volvió a quedar al
mando de la Escuadra en 1923.

Como Brasil había declarado su independencia, se encontraba
en guerra con Portugal. Por este motivo, Cochrane se puso al
mando de la fuerza naval brasileña y obtuvo valiosas
victorias que le valieron ser nombrado Marqués de Marañón por
el Emperador Pedro I.

De Brasil partió a Grecia, y comandó la flota que luchó
contra la armada turca. También obtuvo triunfos y fue
nombrado Caballero de la Orden del Salvador de Grecia. A los
55 años de edad, en 1830, fue reincorporado a la marina
británica, y en 1847 se le restituyó la Orden del Baño. En
1851 fue ascendido a Almirante, en la Real Armada Británica.

Cochrane falleció en Kensington en 1860, a los 85 años de
edad y sus restos fueron sepultados en la Abadía de
Westmister.

Por somosfutrono

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