A cuatro mil metros de altura, en la desolada sierra peruana,
las fuerzas chilenas atrincheradas en la hacienda de Sangra o
Sangrar, obtuvieron la victoria el 27 de junio de 1881,en la
Batalla de Sangra, luego de trece horas de lucha. Este
enfrentamiento ocurrió en la Campaña de la Sierra, última
fase de la Guerra del Pacífico.

Cabe recordar que esta guerra se desarrolló en varias etapas
o campañas, de las cuales destaca la ocupación del Perú, la
que se prolongó por más de tres años y quedó al mando del
Contraalmirante Patricio Lynch Solo de Zaldívar. Es
importante consignar que para obtener la ocupación de dicho
país, fue necesaria la Campaña en la Sierra peruana.

En esta campaña, el Regimiento Buín, compuesto de 36 hombres
incluido su comandante, el Capitán José Luis Araneda
Carrasco, encontrándose acantonados en la hacienda de Sangra,
para proteger la retirada de las fuerzas chilenas, fueron
atacados por el enemigo al mando del Coronel peruano Vento,
quien contaba con 700 soldados.

A la una de la tarde del día 26, los hombres de Araneda
recibieron un nutrido fuego de fusilería desde lo alto de las
lomas que rodeaban la zona. Al atardecer, el saldo de la
contienda eran siete muertos y catorce heridos, quedando sólo
15 combatientes.

Entonces Araneda, se atrincheró en el cuartel, abrió las
puertas y ventanas para demostrar que con las armas sabría
defender la entrada. Mientras tanto, en el interior nadie
hablaba, las miradas estaban fijas en el enemigo y listos
para disparar.

A la medianoche, el propio Coronel Vento se acercó a las
murallas del cuartel y suspendiendo el fuego le gritó:
“Capitán ríndase; ya ha cumplido con su deber; no busque la
muerte; como caballero le ofrezco toda clase de garantías,
¡ríndase!”.

Se les intimó rendición en repetidas ocasiones, las mismas
que Araneda contestó por intermedio de su pequeño corneta,
José Gavino Aguila, de sólo 13 años de edad, a quien hacía
tocar «calacuerda», en señal de lucha hasta morir.

Luego de trece horas de lucha, las tropas del Coronel peruano
se retiraron ante el temor de ser sorprendidos por refuerzos
chilenos. Sólo quedaron en pie siete soldados, entre ellos el
corneta-niño, el Capitán y los dos Subtenientes. Sólo 10 de
los 36 “buines” que iniciaron el desigual combate, que la
historia reconoce como: “¡Los diez de Araneda! ¡Los diez de
Sangra!”.

Pasaron 27 años de este triunfo, y el 10 de febrero de 1908,
se le otorgó a Araneda el grado de Coronel, justo
reconocimiento a las prendas que engalanaron su carrera de
las armas que con tanta vocación y prestigio supo llevar
adelante.

Cuatro años más tarde, el 19 de enero de 1912, Araneda
falleció en la ciudad de Santiago, a los 63 años de edad,
siendo recordado hasta nuestros días como “El Héroe de
Sangra”.

Por somosfutrono

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