En la ciudad de Quilpué nació el 30 de junio de 1892, Daniel
de la Vega Uribe, quien se destacó como poeta, dramaturgo,
novelista, cuentista, crítico y cronista, convirtiéndose en
el único escritor chileno que ha recibido tres Premios
Nacionales: el de Literatura a los 61 años de edad, en 1953,
el de Periodismo a los 70 años de edad, en 1962 y al año
siguiente el de Teatro.
De la Vega nació en el seno una familia acaudalada con
principios católicos. Una profesora iba a hacerle clases
desde los seis años; él sufría con la caligrafía y quería
salir al patio a jugar fútbol con los niños del pueblo o a
pelear box. Sin embargo, en esa época escribió su primer
poema. Los estudios los realizó en el Colegio de los Padres
Franceses, en el Seminario y en el Instituto Alemán de
Valparaíso y de Quilpué.
A los 14 años, fundó y dirigió “La Semana de Quilpué”. Más
tarde, se refirió así a esa experiencia: «Yo a esa edad era
un periodista terrible. No temía hablar en mis artículos de
la vida íntima de mis vecinos del pueblo, con detalles
espeluznantes. Como los vecinos habían amenazado matarme, me
escondí en casa y desde allí hacía circular el periodicucho
lleno de insultos».
A los 18 años se trasladó con su familia a Santiago,
escribiendo entonces su libro de poemas “Al Calor del
Terruño”, editado al año siguiente en 1911, siendo el primero
de una fructífera obra literaria que se desarrolló a lo largo
de más de 50 títulos.
Ese mismo año también publicó su primera obra de teatro, “Un
Crimen en Recoleta”, iniciándose así muy temprano en la
actividad teatral. Dos años después escribió y se estrenó “El
Bordado Inconcluso”, comedia que lo hizo famoso.
En 1912 comenzó su labor periodística en el diario “La
Mañana” y en la revista “Pluma y Lápiz”, donde iban a
colaborar los mejores escritores de su época, como Juan
Guzmán Cruchaga, Pedro Sienna, Jorge Hübner, Ángel Cruchaga,
Carlos Barella, Germán Luco y Roberto Suárez.
A los 26 años de edad, en 1918 ganó un concurso organizado
por la revista “Zig-Zag”, como el poeta más popular de
Chile.
Hasta 1920 ejerció como secretario de redacción de la revista
“Zig-Zag” y en 1924 ingresó en “El Mercurio” y más tarde
comenzó a aparecer su crónica “Hoy” en “Las Ultimas
Noticias”, que lo puso en contacto cotidiano con los lectores
durante toda su vida.
En 1926 la Editorial Cervantes de Barcelona publicó su
antología en la colección “Las Mejores Poesías de los Mejores
Poetas”. Más tarde, en 1942 la Universidad de Concepción le
otorgó el “Premio Atenea”.
En 1951 a los 59 años de edad, durante el gobierno del
Presidente Gabriel González Videla fue enviado como Agregado
de Prensa a la Embajada de Chile en Brasil. Luego, entre 1953
y 1954, en el gobierno del Presidente Carlos Ibáñez del
Campo, desempeñó el cargo de Agregado Cultural de la Embajada
de Chile en Madrid.
Pablo Neruda habló sobre el escritor así: «Daniel de la Vega
es uno de los componentes sutiles de la poesía chilena. No
sólo es un poeta sino una atmósfera, con variaciones de
crepúsculos y de cortinas, con profundos azules provincianos
y un honorable sentimentalismo. Su cursilería es tan decorosa
y decorativa como un abanico de época y tiene el despliegue
súbito del abanico romántico que se encierra de golpe y de
pronto en una intimidad de marfil».
Alrededor de 1971, apareció un libro de 77 páginas, escrito
por 7 autores: Neruda, Alone, Garrido Merino, Hernán del
Solar, Divel Mersán, Braulio Arenas y Carlos Droguett. Cada
ensayo se acompaña de una caricatura, hechas por siete
dibujantes. En el colofón, se marcan algunas anotaciones en
77 lenguas distintas.
Este libro fue hecho en homenaje a Daniel de la Vega. Es más,
el nombre del poeta es su título. Cada uno de los ejemplares
(77) lleva una frase escrita por él. Por ejemplo: «Hay
hombres que no saben hablar de otra cosa. Les quitan el
fútbol y los dejan mudos para toda la vida».
De la Vega murió el 29 de julio de 1971, a los 79 años de
edad, después de tres años de inmovilidad por una trombosis
coronaria.