En la ciudad de Valdivia nació el 20 de julio de 1769, Fray
Camilo Henríquez González, sacerdote que de acuerdo a las
costumbres de la época, abrazó la causa de la Independencia
como político y periodista, considerándosele además, como el
padre de esta profesión en Chile.
A los 13 años de edad, se trasladó a Lima junto con sus
padres, y al año siguiente ingresó al convento de San Camilo
de Lelis, iniciando su noviciado en la orden caritativa. Fue
ordenado sacerdote el 28 de enero de 1790, cuando Henríquez
aún no cumplía los 21 años de edad. Se le conoció como el
«Fraile de la Buena Muerte», por pertenecer a la congregación
encargada de atender a los moribundos pobres.
Por leer las obras de los enciclopedistas franceses del siglo
XVIII, entre ellas, el “Contrato Social” de Jean Jacques y
Rousseau, fue perseguido por el Santo Oficio de la
Inquisición, siendo salvado de aquella situación por el padre
Bustamante, residente en la ciudad de La Paz, en Bolivia.
La orden lo envió a la ciudad de Quito, en Ecuador, donde
residía al producirse la instalación de la Primera Junta que,
al igual que en Chile, había iniciado su movimiento
independentista. Allí fue testigo de la violenta represión
con que actuaron algunos sectores realistas. Parte de sus
vivencias las volcó posteriormente en una obra de teatro
titulada “La Camila” o La “Patriota de Sud Americana”.
En 1811, al enterarse de la revolución en Chile, regresó a su
patria. Su primera obra la escribió con el seudónimo “Quirino
Lemánchez”; una proclama que lanzó a principios de ese mismo
año. En ésta, instaba a sus conciudadanos a votar por hombres
capaces de luchar por las ideas independentistas, en las
elecciones llamadas para instalar el primer Congreso
Nacional.
Esta obra fue publicada en el diario “El Español” de Londres,
como reproducción de la publicada en la “Gaceta” de Buenos
Aires, razón por la cual, Fray Henríquez adquirió gran
popularidad. Su compromiso con esta causa fue total, tanto
que el 1 de abril de 1811, al producirse el «Motín de
Figueroa», recorrió las calles de Santiago al mando de una
patrulla, sofocando el levantamiento en contra de las
elecciones.
Finalmente, al inaugurarse el primer Congreso Nacional, el 4
de julio de 1811, convocado como resultado de la orden
emanada de la primera Junta de Gobierno, a Fray Henríquez le
correspondió pronunciar un sermón en la misa celebrada con
motivo de la inauguración, donde predicó desde el púlpito la
Independencia del país. En éste, sostuvo que la religión
católica autorizaba al Congreso para darle una constitución
al país.
En el Primer Congreso, Fray Henríquez ocupó el cargo de
Diputado suplente por Puchacay. Luego, fue Senador desde 1812
a 1814, siendo secretario del Senado el 10 de noviembre de
1812, al igual que en 1814. El 10 de marzo de 1813, alcanzó
la silla presidencial del Senado.
También promovió varios proyectos de ley, entre los que
sobresalen el Reglamento Constitucional de 1812 y el de
protección a los indígenas. Sin embargo, los mayores
esfuerzos de Camilo Henríquez, en beneficio de la causa de la
Independencia los realizó a través de la prensa, durante el
Gobierno del General José Miguel Carrera Verdugo.
Fray Camilo fue el fundador y nombrado editor de “La Aurora
de Chile”, el primer periódico que circuló en el país, siendo
publicado el número inicial el 13 de febrero de 1812,
importando para ello una imprenta desde los Estados Unidos.
Henríquez comenzó a difundir las ideas independentistas, bajo
su prisma, lo que a Carrera no le agradó y en agosto de ese
mismo año, estableció una censura para el periódico y nombró
una comisión integrada por Juan Egaña Risco, Francisco
Antonio Pérez Salas, Pedro Vivar y Manuel de Salas Corbalán,
a fin de elaborar un proyecto de reglamento de prensa.
Fray Camilo, ardoroso defensor de la libertad de opinión, se
negó a publicar el decreto en cuestión y, en cambio, dio a
conocer el texto de un autor inglés que defendía su misma
postura. El gobierno insistió en su medida y el Fraile en la
suya. Entonces, el 17 de abril de 1813, siempre bajo su
dirección, comenzó a publicarse el “Monitor Araucano” en
substitución de la “Aurora”. En él insertó su memorable
«Catecismo de los Patriotas».
Luego del Desastre de Rancagua, en octubre de 1814, al igual
que muchos patriotas emigró a Buenos Aires. Allí publicó el
opúsculo “Ensayos acerca de las causas de los sucesos
desastrosos de Chile”. También publicó dos dramas: “Camila” e
“Inocencia en el Asilo de las Virtudes”. En esa ciudad
colaboró en la redacción de “La Gaceta de Buenos Aires” y en
“El Censor”, periódico publicado por el Cabildo de Buenos
Aires.
Regresó al país en 1822, fecha en que el General Bernardo
O’Higgins Riquelme, reconociéndole sus méritos, lo nombró
bibliotecario de la “Biblioteca Nacional” y le encargó la
edición de “La Gaceta Ministerial” y la de otro boletín
«sobre la estadística del país, que era publicado cada ocho o
quince días».
Al año siguiente, fue nombrado Diputado suplente por Chiloé y
por Copiapó, y en 1824 titular de esta última localidad.
Ejerciendo este cargo propuso la edición de un periódico que
diera publicidad a las sesiones del Congreso. Además, abogó
por la creación de una marina capaz de defender el territorio
nacional y contribuyó en la discusión del texto
constitucional de 1823.
Fray Henríquez falleció el 16 de mayo de 1825, a la edad de
56 años, ejerciendo el cargo de Diputado por Copiapó. A sus
exequias concurrieron todos los parlamentarios y autoridades
públicas, quienes llevaron un riguroso luto por tres días.