En la ciudad peruana de Lima, falleció el 25 de julio de 1640
el Gobernador del Reino de Chile Francisco Laso de la Vega y
Alvarado, a la edad de 54 años. Estuvo al mando del
territorio por más de nueve años, período que ha sido
considerado muy fecundo y de grandes avances en la dominación
indígena.

A los 42 años de edad, el 16 de marzo de 1828, Laso de la
Vega fue nombrado Gobernador por el Rey Felipe IV. Así fue
que, con el grado de Capitán y la distinción “del hábito de
caballero de la Orden de Santiago”, llegó a Concepción en
diciembre de 1629.

Al momento de su nombramiento, Laso de la Vega desconocía
todo sobre Chile y ello lo obligó a instruirse sobre el
estado de su nueva gobernación, advirtiendo desde ese momento
las dificultades que se le presentarían. Entre ellas estaba
la escasez de recursos y de hombres, para enfrentar la
resistencia mapuche.

El Gobernador creyó posible que, contando con los recursos
humanos y militares suficientes, le sería posible lograr la
pacificación y Conquista definitiva del Reino. Consideraba
que la mejor estrategia sería la fundación de ciudades y
fuertes reforzados militarmente para demostrar el poderío
español.

Si bien, su administración fue muy fecunda, con grandes
victorias sobre los indígenas en las batallas que hizo contra
ellos, el único revés militar que sufrió durante su mandato,
fue a su llegada, con la derrota en la Batalla de Picolhué,
desarrollada el 24 de enero de 1630.

Luego, logró sobreponerse en la “Batalla de Los Robles”,
donde demostró su valentía y liderazgo. Pero a pesar de
haberse reanudado con gran dificultad las operaciones
ofensivas, en enero de 1631, Laso de la Vega lideró el mayor
triunfo español conseguido hasta esa fecha, en la “Batalla de
Albarrada”.

Los grandes logros de su gobierno fueron haber limitado las
correrías de los indígenas por el territorio dominado por los
españoles, y reforzado la presencia de estos en la zona de la
Frontera. Para ello, por ejemplo, refundó la ciudad de Angol
a base de las familias que habitaban los alrededores del
fuerte Yumbel, en enero de 1637.

Él mismo se sentía satisfecho de estas labores, según lo
informó al Rey: «Mediante la continuación de los progresos
que he tenido con estas armas, las entregaré en la más lucida
reputación que jamás se han visto».

Después de gobernar nueve años el país, en febrero de 1639,
se dirigió a la ciudad de Concepción, a pesar de su grave
estado de salud, con el propósito de hacer entrega del mando
a su sucesor, Francisco López de Zúñiga, marqués de Baides.
El acto de entrega se realizó el 1 de mayo de ese año.
Terminado su período y mientras realizaba el viaje de
regreso, se detuvo en Santiago a causa de su enfermedad,
sufría de hidropesía. Luego de permanecer por seis meses en
la capital continuó a Lima, donde falleció al poco tiempo.

Por somosfutrono

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