LECTURA DE LA REALIDAD

En estos días es cuando uno se cuestiona con mayor fuerza el
efecto que tiene sobre nuestra realidad y nuestro futuro la
baja comprensión lectora que, según todos los estudios,
tenemos los chilenos. Datos semejantes a menudo solo son
considerados como un antecedente más de los muchos que
definen nuestro perfil socio-cultural.

Es raro que una “triste” comprensión lectora se relacione con
un proceso mediante el cual el ciudadano común y corriente
despliega su capacidad para obtener información relevante
sobre las circunstancias en las que vive y sobre la cual
construye su futuro -es decir de su contingencia (política,
social y cultural).

Una lectura comprensiva normal requiere que el lector sea
capaz de completar la información que recibe con una visión
más amplia e integral que la mera suma de las palabras, los
dichos o los hechos que tiene a la vista.

Es frecuente que no prestemos la suficiente atención a lo que
se nos notifica a través de los medios de comunicación
social, a nuestro entorno y a la realidad que nos rodea, la
que, por cierto, condiciona nuestro modo de actuar y
pensar.

Por lo mismo, uno se pregunta: ¿qué habrá “leído” la
comunidad al enterarse de los ardides… Lavín por Santiago…
Lavín por las Condes… “se siente, se siente… De La Maza
presidente”? ¿Habrá, el ciudadano común y corriente,
asimilado lo impresentable que resulta escuchar al ex
presidente Lagos decir que esta es la crisis institucional
más grave que ha vivido nuestro país… como si él no tuviera
responsabilidad en los hechos? ¿Habrá asimilado la comunidad
nacional e internacional y la sociedad política el reciente
testimonio político del ex presidente Patricio Aylwin en el
que reconoce que: “el año 73 nuestro país se había convertido
en ingobernable y que Allende nos llevaba a una guerra civil,
donde la posibilidad de entendimiento era imposible”?

Tres ejemplos de situaciones que se confunden entre sí y que
enredan la comprensión de nuestro entorno político. En el
primero de los casos estamos frente a uno de los muchos
ejemplos de cómo la clase política se burla de la gente y
pasa por sobre la institucionalidad, sin que ello tenga costo
alguno… Lavín, el “aliancista Bacheletista”, ahora es… “un
quijote por las Condes”: de verdad…, impresentable.

En el caso de los dichos del ex Presidente Lagos la cosa es
un poco más compleja porque para tener una comprensión real
de sus intenciones se requiere leer entre líneas. El barco se
hunde y el súper titán quiere aparecer como el “señor
redentor”. El más duro de los socialistas y primer artífice
de la corrupción (recuerde el MOP Gate) ahora es “una santa
paloma… el diablo vendiendo cruces”. Impresentable.

Distinto resulta ser el caso del ex presidente Aylwin, quien
a poco de haber dejado “el mundo de los vivos”, y una vez ya
bien seguro en el más allá, se hace cargo de la realidad que
vivía nuestro país en la década de los 70.

Después de más de cuarenta años, durante los cuales no ahorró
palabras para denostar a los militares y condenar el “golpe
militar”, ahora, solo frente a la historia (cuando nadie se
lo pueda reprochar), reconoce que el año 73 nuestro país
estaba al borde de una guerra civil y que Allende con sus
huestes habían elegido el camino de las armas para hacerse
del poder total.

Después de comprobar cómo estos casos se confunden, y
eventualmente confunden, fluye por sí sola la importancia que
tiene el saber “leer y comprender”, lo que cada asunto nos
comunica y la conveniencia de no pecar de ingenuidad respecto
de los elementos que conforman nuestra realidad. Sólo con una
idea clara y lo más certera posible de las circunstancias
podremos actuar sobre ella para transformarla.

CRISTIAN LABBE GALILEA

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