El comandante del escampavía «Yelcho», Piloto Segundo Luis
Pardo Villalón, rescató el 30 de agosto de 1916 a los hombres
de la expedición británica de Shackleton, en la isla
Elefantes, perteneciente al Territorio Antártico chileno;
cuya tripulación permaneció por más de 18 meses náufraga en
las heladas tierras.

Dos años antes, en agosto de 1914, zarpó de Inglaterra en su
tercera expedición a la Antártica el explorador Sir Ernest
Shackleton, gran figura de la época heroica de las
investigaciones antárticas europeas. El viaje lo realizó el
británico junto a 22 tripulantes en el «Endurance», un velero
mixto de tres palos, de 300 toneladas, con máquina a vapor y
acondicionado para la empresa.

Pero en enero de 1815 el «Endurance» quedó atrapado en los
hielos, producto del crudo invierno que azotó a la región.
Durante 10 meses los expedicionarios lucharon en el buque
contra la glacial e inhóspita naturaleza. La situación se
empeoró el 25 de octubre de ese año, cuando la nave se montó
sobre un témpano quebrándose el timón, la popa y luego la
quilla. Entonces, la tripulación debió abandonar el
“Endurance”, y un mes después la nave se perdió
definitivamente.

Los náufragos inicialmente acamparon en los témpanos, pero
fueron derivando hasta llegar a la isla Elefante, donde se
establecieron, refugiándose en los botes boca abajo para
cubrirse del frío glacial. Así, cuando las condiciones del
tiempo le permitieron, Shackleton partió en un bote hacia el
norte en busca de auxilio; ayuda que solicitó en la isla
Falkland o Malvinas y luego en Montevideo, Uruguay, pero sin
resultados.

De regreso cambió de embarcación en la Isla Falkland y se
dirigió a Punta Arenas en busca de socorro. Inmediatamente la
Armada de Chile puso a su disposición una embarcación para el
rescate. En la ocasión se eligió al escampavía «Yelcho”,
buque de 467 toneladas, viejo, sin calefacción, ni alumbrado
eléctrico, sin radio, de borda baja y sin doble fondo, pero
se confió en la calidad, pericia y coraje del Piloto Pardo de
34 años de edad y su gente.

Luego de cinco días de navegación sorteando los témpanos, el
escampavía «Yelcho» comenzó a rodear la isla, oteando para
ubicar el campamento. Así, el 30 de agosto la tripulación del
“Yelcho”, con general alegría, divisó a los náufragos
ubicados en un bajo, teniendo por un lado un enorme
ventisquero y por el otro los altos picachos de la isla.

Una vez rescatada la tripulación del “Endurance”, el “Yelcho”
se dirigió a Valparaíso, donde fue saludado por todas las
naves de la Escuadra con sus tripulaciones formadas en
cubierta. A su vez, las embarcaciones menores lo escoltaron
hasta el fondeadero, entre un ruido ensordecedor de pitos y
sirenas.

Ambos personajes fueron recibidos por el Presidente de la
República, Juan Luis Sanfuentes Andonaegui. Allí aprovechó
Shackleton de agradecer la colaboración del Gobierno de
Chile. Mientras que al Piloto Pardo se le anotó su proeza
como nota de mérito especial en su Hoja de Vida, así como se
le hizo figurar con honor en la Orden del día de los buques y
reparticiones de la Armada. Al mes siguiente fue ascendido a
Piloto Primero.

Se ha publicado que con cortesía, pero con firmeza, Pardo
rechazó un obsequio de 25 mil libras esterlinas que le habría
ofrecido el Gobierno Británico. Estimó que no era acreedor a
ese premio, porque como marino de Chile, había cumplido una
misión que le había sido encomendada.

Por somosfutrono

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