El servicio del ferrocarril entre Santiago y Valparaíso se
inició oficialmente el 14 de septiembre de 1863. La
inauguración oficial se llevó a cabo en la ciudad de
Llay-Llay, punto central del trayecto, y contó con la
presencia del Presidente de la República José Joaquín Pérez
Mascayano.

De acuerdo a las palabras de Enrique Meiggs, ingeniero que
finalizó esta obra, el gran mérito en la construcción
correspondió a los esforzados trabajadores chilenos, muchos
de los cuales murieron durante la ejecución de los trabajos,
especialmente en la construcción de túneles.

Los cuerpos de alrededor de 100 de ellos, fueron sepultados
en improvisadas tumbas junto a los túneles de Punta Gruesa,
Las Cucharas, Centinela, Los Maquis y Los Loros.
Adicionalmente, se gastó el doble del presupuesto original,
para construir esta vía de 187 kilómetros de longitud, que
unió a la capital de Chile, con su principal puerto,
Valparaíso.

La idea de este ferrocarril había surgido 21 años antes,
cuando William Wheelwright presentó al gobierno de Manuel
Bulnes Prieto, en 1842, el proyecto de unir estas dos
ciudades en 8 horas, trayecto que hasta ese entonces tomaba
varios días.

Pero pasaron los años y Wheelwright no conseguía el
financiamiento para llevar a cabo su proyecto. Entre tanto,
en Chile, el gobierno miraba su construcción como una
necesidad imperiosa y por ello decidió prescindir de
Wheelwright.

Así, nueve años más tarde, en agosto de 1851, se autorizó al
gobierno para organizar una sociedad con capitales chilenos,
constituyéndose con ello la Compañía del Ferrocarril de
Santiago a Valparaíso (CFSV), una sociedad por acciones, con
un capital de cuatro millones de pesos.

De las 4 mil acciones, el Estado era dueño del 50 por ciento,
con 2 mil acciones; Matías Cousiño de un 20 por ciento con
800 acciones, mientras que, Candelaria Goyenechea y Josué
Waddington, con un 15 por ciento cada uno, con 600
acciones.

El trazado definitivo fue encargado al ingeniero
norteamericano Allan Campbell, quien ya había trabajado en la
construcción de la vía entre Caldera y Copiapó. Él determinó
que la mejor opción era una ruta que partía en Valparaíso y
recorría Viña del Mar, Concón, Quillota y luego cruzaba hacia
Santiago por el paso Tabón.

Con este trazado en mente, se dieron por iniciados los
trabajos con la colocación de la primera piedra en Valparaíso
el día 1 de octubre de 1852, bajo el gobierno de Manuel Montt
Torres. Pero, desde el principio surgieron los problemas. La
construcción del túnel de Punta Gruesa, entre Valparaíso y
Viña del Mar, por una parte y las dunas de Concón que
impedían la construcción del terraplén, por otra, retrasaron
enormemente los trabajos.

Como consecuencia, hubo desacuerdos con la compañía; entonces
Campbell renunció en 1853 regresando a Estados Unidos, por lo
que debió ser reemplazado por su asistente William Robertson.
Pero, este joven ingeniero sufrió al poco tiempo un accidente
en la cuesta de Chacabuco, que finalmente le provocó la
muerte. Lo mismo ocurrió más tarde con el nuevo reemplazante,
el ingeniero Jorge Maughan, quien falleció en noviembre de
1853 producto de un tifus violento.

Recién en mayo del año siguiente llegó un nuevo ingeniero
William Lloyd, quien decidió cambiar el trazado original, lo
que provocó que los trabajos se detuvieran hasta 1855. Al año
siguiente, la vía llegaba hasta Limache y en 1858 hasta
Quillota, aunque el servicio regular no pudo ser establecido
sino hasta septiembre de 1861 fecha en que fue abierto al
tránsito el túnel de San Pedro, cuya construcción se había
iniciado en 1855.

Todas estas dificultades impuestas por el terreno, la
inexperiencia, la falta de recursos técnicos y hasta la mala
suerte, provocaron un déficit económico al interior de la
empresa, cuando aún no se había completado ni siquiera un
tercio del trayecto hasta Santiago. A raíz de ello, en 1857
el estado chileno decidió asumir un papel más protagónico y
comenzó a comprar las acciones de los particulares.

Entonces, el gobierno encargó finalizar la vía del
ferrocarril hasta Santiago al norteamericano Enrique Meiggs,
quien acababa de construir el puente sobre el río Maipo para
el ferrocarril del sur. El contrato con el nuevo ingeniero
incluía multas por retraso en la entrega e incentivos por una
ejecución anticipada.

Con gran sicología, Meiggs y sus ayudantes fueron ofreciendo
estímulos al personal para acelerar el ritmo de los trabajos,
al punto que llegaron a concluirlos con un año de
anticipación a la fecha acordada. De esta manera, el día 4 de
julio de 1863, Enrique Meiggs llegó a Santiago conduciendo
personalmente la primera locomotora proveniente de Quillota,
casi 11 años más tarde, de la fecha en que se colocó la
primera piedra para construir la línea férrea que unió a
Santiago con Valparíso.

Por somosfutrono

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