El genovés Teniente de Capitán General en la Mar Juan
Bautista Pastene Solimana, el 22 de septiembre de 1544,
descubrió y tomó posesión del puerto y la desembocadura del
río Calle Calle, al que los indígenas del pueblo Ainil,
llamaban Ainilebo. En la época, el territorio se encontraba
bajo el mando del Gobernador Pedro de Valdivia.
El viaje de Pastene a los mares y territorios del Sur de
Chile se gestó en una Real Cédula, que el Rey Carlos V envío
al Virrey del Perú, con la orden de iniciar la exploración de
la costa hasta el Estrecho de Magallanes.
Esta labor fue considerada urgente, puesto que existían
noticias de una expedición organizada, con el mismo objetivo
por el Rey de Francia, Francisco I, conocido rival de la
Corona española, lo que significaba una amenaza a las
pretensiones del rey, de convertir el Océano Pacífico en un
mar exclusivamente hispano.
Ocho años más tarde, el 12 de febrero de 1552, Pedro de
Valdivia tomó posesión efectiva de la ciudad dándole su
nombre. El rey Carlos V de España le concedió el Escudo de
Armas, por Cédula Real del 18 de marzo de 1554.
Posteriormente, el 23 de diciembre de 1598 se enfrentaron los
indígenas con los conquistadores en la “Batalla de Curalaba”,
donde el Gobernador de Chile, Martín García Oñez de Loyola,
junto a sus hombres fueron muertos, al ser sorprendidos por
los tres escuadrones indígenas al mando de los Caciques
Pelantaro, Anganamon y Huaiquimilla.
Sólo se salvó el clérico Bartolomé Pérez, quien quedó en el
campo de batalla dado por muerto, quien después de 70 días
pudo llegar a La Imperial, para contar lo sucedido.
Luego de esta victoria por parte de los indígenas, las siete
ciudades fundadas al sur del Bío Bío, incluyendo Valdivia,
sufrieron la catástrofe más grande conocida por la
historiografía como el Desastre de Curalaba. Fue el retroceso
de la colonización española.
La ciudad de Valdivia fue destruida 1599 y con la sublevación
existente a lo largo del sur del país, hizo que España se
olvidara de esta Región. Pero, al año siguiente, en 1600,
llegaron los holandeses con una primera expedición al mando
de Enrique Brower, y luego de Elías Herckmans. Esto logró que
los españoles se despertaran de su letargo.
La segunda expedición holandesa abandonó Valdivia el 28 de
octubre de 1643. A los seis meses, los españoles nuevamente
se posesionaron del territorio, refundando la ciudad en 1645
como Plaza Fuerte, por orden del Virrey del Perú, Pedro de
Toledo y Leiva.
La misión fue encargada a su hijo, Antonio Sebastián de
Toledo, Marqués de Mancera, quien inició los trabajos de
fortificación de la bahía como respuesta a la incursión
holandesa, y que se prolongó hasta fines del siglo XVIII.
Así, la ciudad quedó bajo la dependencia administrativa del
virrey del Perú.
Actualmente, Valdivia está considerada como una de las
ciudades más bellas de Chile, quien consiguió finalmente un
gran impulso urbano con la inmigración alemana de fines del
siglo XIX y principios del XX.