Es probable que la forma de lograr mayor participación electoral  no sea el sufragio  obligatorio, sino demostrar a la gente que su voto importa  más que una pedrada, y que la voluntad ciudadana se manifiesta en las urnas, y no en la acción de minorías vociferantes y violentas, escribe Mario Cortés en La Tercera (24).

Independiente del porcentaje de abstención, creo que tras estas elecciones tendremos que evaluar y mejorar varias cosas. Desde luego las irregularidades relacionadas a los cambios en el padrón electoral y avanzar hacia el anhelado cruce de información entre el Servel y el Registro Civil que nos permita tener un registro actualizado, carente de fallecidos e inhabilitados para votar, pero también respecto a qué efectos produjeron los recientes cambios a la Ley electoral, escribe Bárbara Briceño en La Tercera (24).

El problema es que de mantenerse la tendencia a la baja participación, el próximo gobierno y sus parlamentarios podrían sustentarse en una débil base electoral. Quizás para el 2017 la mayor preocupación no sea ganar, sino hacerlo en una elección que revierta esta tendencia, escribe Antonio Correa en El Lìbero(24).

La lectura política de Carlos Peña tras la elección donde arrasaron los candidatos de la lista “abstención”. Lo que este resultado afirma es que en democracia -es decir, cuando tarde o temprano la gente se pronuncia- no se puede hacer política a contracorriente, pretendiendo que se sabe mejor que la gente lo que la gente quiere; creyendo, con porfía inexplicable, que si la realidad social no se ajusta al diagnóstico, tendrá tarde o temprano que ajustarse a él”, indica el abogado y rector de la UDP. The Clinic (24).

Estos comicios entregan más incertidumbres que estabilidades. El camino para superarlas, en beneficio de Chile, es mejorar por todos los medios el prestigio de la política, involucrarnos todos más en los afanes públicos, con sacrificio y trabajo, como fue siempre nuestra mejor tradición republicana. Eso nos ha faltado, escribe en una editorial El Mercurio (24).

Después de esta jornada electoral, donde ha participado un poco más de un tercio del total de electores, es de todo sentido común reponer el voto obligatorio. Agradecería que esto se tomara en cuenta ahora, a fin de evitar leyes exprés o bien problemas de legitimidad, escribe Santiago Cruz en El Mercurio (24).

Esperamos que Chile vaya a las urnas y ejerza el derecho que tanto extrañamos en ausencia de la democracia, y que el proceso eleccionario resulte bien y los errores se asuman y reparen con humildad, escribe Juan Luis Castro en La Tercera (23).

Al menos dos incertidumbres surgen hoy: cuántos electores acudirán a votar y cómo afectará los resultados el error en el padrón electoral. La primera es una incertidumbre que ya existía, pero la segunda se pudo haber evitado; tanto el hecho como su manejo han dejado en evidencia las debilidades institucionales en la gestión gubernamental, escriben Fabiola Berríos y Cecilia Osorio en La Tercera (23).

Aún a  riesgo de resultar pedante, por lo que me disculpo, digámoslo en latín para que se entienda: “Nihil novum sub sole” (nada nuevo bajo el sol) y “Stultorum infinitus est numerus” (el número de tontos es infinito). Y aunque referido al ausentismo electoral, que quede claro que no pretendo apuntar con esto a los que seguramente se van a abstener -lote no menor- sino a quienes puedan llegar de nuevo a sorprenderse de que vuelva a aparecer el sol. Ésta, la única predicción en tabla para lo de mañana con casi nulo riesgo de equivocarse, escribe Alfredo Jocelyn – Holt en La Tercera (22).

Las principales razones dadas para no votar se relacionan con la lejanía y descrédito de la política, más que con problemas procedimentales o logísticos. Así lo constató la última Auditoría a la Democracia del PNUD, donde la principal razón declarada para no haber votado  fue “porque la política no me importa”. Enfrentar el desinterés de los ciudadanos requiere atender las causales de largo plazo junto a las de carácter coyuntural, tarea urgente que debe ser asumida desde un esfuerzo colectivo como sociedad, escribe Marcela Ríos en La Tercera (22).

Los llamados a no ir votar pierden validez: es tal la relevancia que tendrán las decisiones de las autoridades, que sufragar es un compromiso moral hacia la comunidad y donde vivimos. Tenemos la posibilidad de  elegir autoridades responsables que tengan una visión de ciudad. Votar en las municipales es el primer paso para tener un entorno más amable e inclusivo y  una mejor calidad de vida, escribe Isabel Serra en La Tercera (22).

Es nuestro deber y responsabilidad ciudadana ir a votar. Abstenerse de hacerlo es darle la oportunidad a que otros decidan por nosotros, escribe Jaime Jankelevich en El Líbero (22).

¿Qué viene ahora, cuando miles de nuestros compatriotas no puedan ejercer su derecho a voto porque un sistema computacional lo cambió de Punta Arenas a Copiapó? Esperemos que el castigo no sea la abstención, porque Chile necesita de cada voto y de un clima que pase de gélido a templado, escribe Pauline Kantor en El Líbero (22).

#YoNoVoto: 20 explicaciones de los ciudadanos que no fueron a sufragar. Una de las principales preocupaciones durante esta jornada, es la alta abstención que podría producirse. El Dínamo (23).

Carlos Montes desecha posibilidad de modificar el voto voluntario para 2017. De todos modos, el parlamentario aseguró que sí espera que se pueda hacer para las futuras elecciones. El Dínamo (23).

La escasa votación en las primarias municipales y el temor a que la tendencia continúe a la baja en las futuras elecciones reflotaron un debate que en privado ya se había desatado entre los parlamentarios: el retorno del voto obligatorio. La Tercera (26). Conviene o no mantener el actual sistema de voto voluntario con inscripción automática. El Mercurio.

También se ha planteado rebajar a 16 años la edad para votar. Si a los jóvenes, desde los 14 años se les ha invitado a participar en el Proceso Constituyente, porque los jóvenes con 16 años no podrían votar. No son imputables para responder por sus actos delictuales escribe Ernesto Quirós en El Mercurio.

En #LaPreguntadel Día en El Líbero, informó que el 52% cree que se debe volver el voto obligatorio y que el 48% piensa que se debe mantener el sufragio voluntario. Mientras que una encuesta de Cadem arrojó que un 57% prefiere mantener el voto voluntario y 41% se inclina por volver al obligatorio, y que un 45% de las personas está dispuesto a participar en las próximas elecciones, 10 puntos menos que en diciembre pasado. Emol.

Por su parte el Gobierno valoró primarias pese a baja participación y descartó reponer voto obligatorio en el corto plazo. Vocero sostuvo que el lugar para discutir la reposición de esa medida es el proceso constituyente y recalcó que para las próximas elecciones se utilizará el mismo sistema. EmolLa Tercera. Junto con valorar votación señaló que se buscará fomentar mayor concurrencia para octubre.

En las elecciones primarias votaron 282 mil personas, lo que representó un 5,5% del padrón de electores habilitados y el Ministro Díaz negó “poca difusión” del proceso. En total fueron 282.506 las personas que votaron. 181.044 electores participaron en las 53 comunas de la NM. 86.537 electores participaron en las 43 comunas de Chile Vamos. 10,57% de participación registró la Región de O”Higgins, índice más alto de votantes. Tarapacá fue la más baja. El Mercurio.

Grupo de senadores oficialistas reaccionó y anunció que presentaría un proyecto para reponer voto obligatorio. La idea fue planteada por Juan Pablo Letelier (PS). Una opción es que opere para elecciones de 2017, pero el Gobierno ha solicitado dejar el debate sobre la voluntariedad del sufragio en proceso constituyente. La Tercera. Se anunció luego que el PS en su propuesta constitucional incluirá el voto obligatorio lo que consignará la Comisión que entregará su informe en octubre. La Tercera.

Patricio Walker pidió el apoyo a un proyecto que genere incentivos para votar en las elecciones. Senador DC le solicitó al ministro Fernández el patrocinio del Ejecutivo. Se proponen becas, subsidios, descuentos en matrículas y preferencia para cargos públicos. La Tercera. Medio día de descanso remunerado como incentivo para ir a votar. También solicitó al titular del Interior que se decrete el traslado gratuito de las personas que concurran a sufragar. Emol.

En “Primarias y participación”, Julio Isamit sostuvo que lo ocurrido el domingo nos permite reflexionar sobre cuáles serán las fórmulas que promoveremos para incentivar la participación pública. Urge recuperar la confianza perdida, con hechos concretos y competencia real. El Líbero.

Sobre el voto obligatorio, Marko Cárcamo escribió en La Tercera, que obligar a un votante a ejercer el derecho a sufragar es pasar a llevar su libertad de elección.

Rosario Moreno: Basta de darnos explicaciones que no están a la altura del país. Aunque duela, hay que decirlo con todas sus letras. Chile no está preparado –cívicamente- para tener voto voluntario. Fue una mala decisión, y las malas decisiones hay que reconocerlas. El Líbero.

A raíz del desempeño ciudadano en las primarias municipales, creo que es momento de plantearnos la exigencia de un quórum mínimo de votos en las elecciones para que estas sean válidas y verdaderamente representativas. Que estos quórums varíen según la calidad de la elección y que se establezcan los protocolos para actuar en caso de no lograrlos, escribe Pelayo Astaburuaga en El Mercurio.

Antes de plantear el voto obligatorio dentro del contexto de la inscripción automática, se debe establecer en los planes y programas de estudios la educación cívica obligatoria como asignatura. El voto es un derecho que se ejerce, o no, cuando se tiene consciencia de su importancia. El foco entonces es, otra vez, la educación, escribió Daniel Burgos en La Segunda.

La razón de haber declarado la voluntariedad del sufragio fue hacer primar un principio de libertad: el Estado no tiene derecho a obligar a las personas a hacer algo que no quieren, o que no les interesa. Pero podría ser repensado buscando una fórmula que, sin obligar al ciudadano a concurrir a las urnas, le dé la posibilidad de una participación pasiva en la elección presidencial. ¿Cómo? Reconociéndole un efecto político a la abstención,  escribió Pablo Kangiser en La Tercera.

Bajo el título “Votar no es un deber”, Francisco Belmar escribió que el voto voluntario fue un triunfo: el momento en que los ciudadanos conseguimos que se nos desatara del poder estatal. Mientras la medida se discutía, afloraron los temores de una derecha siempre conservadora. Creía que la supuesta ignorancia del chileno haría caer los niveles de participación. La izquierda defendió el proyecto, aunque dudó en la medida que los estudios revelaban que sus votantes disminuirían. La Segunda.

Fue poca la participación ciudadana en las primarias municipales?, se preguntó Marta Lagos. Tenemos una ley electoral muy imperfecta que determina un universo de una primaria como si fuera una elección general, esa es una primera distorsión. Además, el Servel tiene 13 millones de inscritos de los cuales, al menos, un millón y medio no debería estar inscrito, entonces contamos sobre algo que no es real. Por su parte, Mauricio Morales precisa que, en realidad fue la participación típica de una primaria municipal, no es alta ni baja. Además, el análisis de la participación electoral en función del padrón es una métrica incorrecta. La Segunda.

“Primarias y voto voluntario”, editorializó La Segunda, señala que se sospechaba que la participación en las primeras primarias sería baja. Y se cumplió este escenario. Si bien el evento electoral era algo inédito en el país, cabe hacerse la pregunta de si es necesario el regreso al sistema que imperó por 22 años, el de la inscripción voluntaria y voto obligatorio, o bien confiar en que el ciudadano desarrollará la madurez política necesaria para participar voluntariamente, sin necesidad de inscripción previa.

¿Habrá llegado la hora de enfrentar los deberes que tiene cualquier ciudadano que exige derechos? Como el deber de concurrir a votar, el de reparar el daño causado cuando se convoca a una protesta, el de respetar la sectionersidad de creencias o el deber de los padres respecto de la conducta de sus hijos, se preguntaron Pilar Vergara y M. Soledad Vial en El Mercurio.

Si realmente se desea aumentar el interés por participar en las elecciones, es fundamental que la clase política envíe claras señales de transparencia hacia la ciudadanía y, además, manifieste una real preocupación por los problemas reales de nuestro país. Si no hay gestos de este tipo, entonces seguiremos teniendo elecciones con baja votación, escribió Pablo Balladares en La Segunda.

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