ENTRE EL MIEDO Y LOS SUEÑOS

Si en algo pareciéramos todos de acuerdo es en que nadie está
conforme con lo que pasa en nuestro país. Abrir un diario,
ver un noticiario, conversar con un taxista, escuchar a la
gente en el metro o en algún café, confirma el desagrado que
causa lo que está pasando. Violencia, inseguridad,
desgobierno, y los políticos no ahorran descalificaciones
para referirse al contrincante… Nos hemos vuelto un país
trastornado y, quizá más grave, triste.

Da la sensación de estar en medio de una tormenta de
aflicciones, ahogados en un mar de angustias, afligidos por
lo que pasa y lo que puede pasar. Esto a todo nivel. Personas
«exitosas» de vida holgada y sin aparentes preocupaciones
trasuntan perplejidad y desánimo para seguir lidiando en las
actuales circunstancias. Por su parte, personas que tienen
poco o muy poco, también manifiestan haber perdido la
esperanza de realizar sus sueños en un ambiente como este. En
suma, es el temor el que nos debilita, nos domina, y es por
la paz que nos falta…

¿Qué pasa? ¿Por qué todo esto? ¿Cómo se sale de semejante
incordio? Mil respuestas, cada uno tiene la suya, cada uno
tiene su interpretación de los hechos y al final las cosas
van de mal en peor, sin que nadie se haga responsable y sin
que se avizoren soluciones, ni en el corto ni en el mediano
plazo… «más carabineros, menos marchas, mano dura, más tierra
para los mapuches, mas sindicalismo, otro ministro menos
protagónico», y un exceso de etcéteras…

Divididos entre los que acusan, los que excusan y los que
«les da lo mismo», nos hemos vuelto un país sin horizontes,
sin una visión de futuro. Un futuro donde quepamos todos.
Donde con respeto y tolerancia podamos convivir en un
ambiente mínimo de paz, estabilidad, orden y progreso, donde
con libertad, responsabilidad y realismo se pueda aspirar a
un mejor futuro y a una mayor felicidad.

Ese ideal, modesto al fin, que no pareciera tan difícil de
lograr, se nos pone «cuesta arriba» sin embargo cuando
comprobamos que lo que verdaderamente nos hace falta son
liderazgos, modernos, futuristas, convincentes…, con
capacidad de concretar algo tan sencillo.

En la actualidad no es nada frecuente encontrar políticos y
autoridades públicas originales, fieles a sus ideales, a sus
pensamientos y a sí mismos. Ese tipo de personas que no
imitan a nadie, que tienen una vida y pensamiento propios. Lo
habitual son protagonistas que van por la vida dejándose
manipular por las reglas de lo políticamente correcto,
buscando agradar a todos, anhelando ser aceptados, sin
importarles los efectos que tengan sus conductas en el
devenir ciudadano.

Esa es la barrera a derribar para poder avanzar. Debemos
acrecentar la confianza en nosotros mismos para vencer a los
agoreros que buscan debilitarnos y apagar la fuerza que hay
en nuestras ideas, de lo contrario quedaremos empantanados en
este poco esperanzador presente y retardaremos más de la
cuenta la realización de nuestras metas y de nuestras
aspiraciones.

Angustiarnos y no enfrentar con decisión esta realidad nos
puede conducir al pánico y hundirnos aún más en ese hoyo
negro que nosotros mismos hemos ayudado a crear. Claramente,
afligirnos nos debilita y nos resta la capacidad de ser
exitosos. Bien dicen: «que tus sueños sean más grandes que
tus miedos».

CRISTIÁN LABBÉ GALILEA

Por somosfutrono

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