En la ciudad de Santiago falleció el 24 de junio de 1846, el
Senador Mariano Egaña Fabres, a los 83 años de edad; oficial
de la Legión de Mérito de Chile y uno de los estadistas más
célebres. Destacado hombre público, le correspondió ser
miembro de la comisión que redactó la Constitución de 1833,
en la cual tuvo una gran influencia.

Es necesario destacar la importancia que tuvo Egaña en la
elaboración de esta Constitución, ya que con encomiable
espíritu público renunció a sus íntimas convicciones de tipo
puramente jurídico, para adaptar la nueva Constitución a la
realidad chilena de la época y hacerla practicable.

Si bien, en la comisión se advirtieron desde un comienzo dos
tendencias, una liberal y otra más autoritaria, la presentada
por Egaña, con gran influencia de la ideología portaliana,
fue la que finalmente la comisión aprobó, proyecto que fue
también ratificado por la Gran Convención, que lo promulgó el
25 de mayo de 1833 como la nueva Constitución Política.

También influyó sobre el científico francés Claudio Gay,
contratado por el Ministro Diego Portales Palazuelos en 1830,
para que estudiara la historia natural de Chile, su geografía
y estadística, su industria, comercio y administración. En
1834, Egaña envió a Gay a Perú, con el fin de que tomara
contacto con Bernardo O’Higgins Riquelme, quien le
proporcionó valiosos datos para sus estudios históricos.

Egaña estaba muy interesado en que Gay escribiera la Historia
de Chile, pues, consideraba que un país encaminado en el
ideario republicano no podía dejar de tener una Historia
escrita al estilo de las europeas y la norteamericana, que
complementaban tan equilibradamente el rigor científico con
la pluma literaria.

La inquietud de Egaña respondía a una efectiva necesidad,
pues a esas alturas del siglo XIX, no se contaba con un
relato riguroso de la Historia de Chile, fundamentado en el
estudio acabado de fuentes y archivos, salvo los trabajos del
Abate Molina, y las crónicas de la conquista del siglo XVIII
y anteriores.

Cabe señalar que Egaña nació en la ciudad de Santiago el 1 de
marzo de 1793. Realizó sus estudios de Leyes en la
Universidad Real de San Felipe, y se recibió como abogado a
los 18 años de edad, en 1811. Dos años más tarde, fue
Secretario del Interior.

Después de la Batalla de Rancagua en octubre 1814, fue
relegado a la isla de Juan Fernández. Regresó al continente
luego de la victoria de los patriotas en la Batalla de
Chacabuco, desarrollada en febrero de 1817. Al año siguiente
se integró a la Junta Extraordinaria de Hacienda y al Cabildo
de Santiago.

Tras la abdicación de O’Higgins en 1823, la Junta que
reemplazó al Libertador lo nombró Ministro del Interior y de
Marina, cargos en los que fue confirmado por el General Ramón
Freire Serrano. En 1824 se le nombró Ministro
Plenipotenciario en Inglaterra, lugar donde comenzó una gran
amistad con Andrés Bello López, convenciéndolo cinco años más
tarde a que se viniera a Chile.

Participó, entre otras iniciativas, en la apertura de
escuelas de primeras letras en los conventos de monjas, el
restablecimiento de la Academia de Leyes y Práctica Forense,
la dictación de la Ley Electoral de 1823, y la abolición de
la pena de azotes.

El gobierno conservador que surgió luego de la Guerra Civil
de 1829 y 1830, lo designó Fiscal de la Corte Suprema.
Además, fue Diputado por Santiago en 1831, y elegido Senador
por el período 1831 a 1846, y entre 1843 y 1852.

Mientras tanto, en 1836, el gobierno de Joaquín Prieto Vial
lo envió como representante diplomático ante las autoridades
de la Confederación Peruano-Boliviana, y le correspondió
comunicar el establecimiento del estado de guerra entre Chile
y aquellas naciones.

Al año siguiente, fue nombrado Ministro de Justicia, Negocios
Eclesiásticos e Instrucción Publica. En 1840 fue designado
Ministro Plenipotenciario ante el gobierno de Perú.

Egaña falleció durante su período de Senador por Santiago. Su
gran talento, su notable instrucción y su moralidad a toda
prueba, le granjearon el respeto y la admiración de cuantos
lo conocieron. Fue autor de numerosos decretos con fuerza de
ley que han sido reconocidos con el nombre de “Leyes
Marianas”.

Por somosfutrono

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