La nueva construcción del Templo Votivo de Maipú comenzó el
16 de julio de 1944, cuando se bendijo la primera piedra de
esta obra, durante el gobierno del Mandatario radical Juan
Antonio Ríos Morales. Su construcción duró más de treinta
años, hasta su inauguración el 24 de noviembre de 1974,
ocurrida bajo el gobierno del General Augusto Pinochet
Ugalde.

Esta obra se decidió en el Congreso Mariano celebrado en
Santiago en diciembre de 1942, donde se llegó como único
acuerdo: «convertir el modesto Templo de Maipú en un
grandioso Santuario para la Patria». El Templo anterior
estaba muy deteriorado, a causa del terremoto de 1906 y el
temblor de 1927.

El Templo fue construido en el mismo lugar en que se
desarrolló la Batalla de Maipú, en abril de 1818, por el
ganador del concurso convocado en 1943, el arquitecto Juan
Martínez. Pero en 1966 por razones de salud, fue reemplazado
por el arquitecto Rodrigo Márquez de la Plata, quien se
encargó de terminarlo.

El Nuevo Templo fue inaugurado y bendecido el 24 de noviembre
de 1974, el día de la culminación del Año Santo Chileno.
Posteriormente, el 27 de enero de 1987, su Santidad Juan
Pablo II le concedió a este Santuario, el título de «Basílica
Menor», desde la Santa Sede. Ese mismo año cuando el Papa
visitó Chile en su ida al Santuario, coronó como Madre y
Reina de Chile a la Virgen del Carmen.

El origen del Templo Votivo de Maipú se remonta a la
celebración de la misa oficiada el 5 de diciembre de 1811,
durante la Patria Vieja, en que se declaró protectora de la
país, a la Santísima Virgen del Carmen.

Pasaron más de seis años y el 14 de marzo de 1818, en
momentos muy importantes de la lucha para le liberación
nacional, ante el avance del ejército español bajo el mando
del Coronel Mariano Osorio, los chilenos reiteraron la
promesa hecha por el General Bernardo O’Higgins Riquelme, a
la Virgen del Carmen, antes de la Batalla de Chacabuco,
desarrollada en febrero de 1817.

Para ello se reunieron en la Catedral de Santiago, el propio
General O’Higgins, el Director Supremo Luis de la Cruz, el
Obispo de Santiago Monseñor Ignacio Cienfuegos Arteaga,
autoridades civiles y religiosas y el pueblo de Santiago,
quienes imploraron a la Virgen del Carmen su protección y
formularon éste solemne voto:

«En el mismo sitio donde se dé la batalla y se obtenga la
victoria, se levantará un Santuario de la Virgen del Carmen
Patrona de Chile, y Generalísima de los Ejércitos de Chile, y
los cimientos serán colocados por los mismos Magistrados que
formularon éste voto y en el mismo lugar de su misericordia
que será el de su gloria».

La batalla decisiva, donde se afiató nuestra independencia,
se libró en Maipú al mes siguiente, el 5 de abril, lugar
donde el General José de San Martín Matorras en medio del
fragor de la lucha animó a su ejército gritando: “Nuestra
Patrona, la Santísima Virgen del Carmen nos dará la victoria
y aquí mismo le levantaremos la Iglesia prometida, para
conmemorar este triunfo”.

Luego de la victoria de Maipú, las tropas chilenas pasearon
en triunfo la imagen de la Virgen del Carmen, desfilando por
Santiago. Posteriormente, y cumpliendo con la promesa en el
campo de batalla, el 15 de noviembre el General O’Higgins
colocó la primera piedra del Templo de Maipú junto a sus
Ministros y al General San Martín, ordenando sepultar allí a
los caídos de ambos bandos.

Los obreros construyeron ese templo confesados y en gracia de
Dios por respeto; y las damas de Santiago se turnaron para ir
a prepararles la comida para colaborar en esta obra santa.

Pasaron 74 años, cuando a principios del gobierno del
Vicealmirante Jorge Montt Álvarez, en 1892, el antiguo templo
fue inaugurado y bendecido, como un gesto de reconciliación
después de la Guerra Civil de 1891.

Por somosfutrono

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