Miércoles 30 agosto 2017—. Alarmante es el aumento progresivo de la quema de camiones e inmuebles como resultado de la acción terrorista, si es que uno se da el trabajo de revisar los números de un tiempo a la fecha.
Aunque algunos les cueste, se resistan o renieguen, lo cierto es que se trata de actos con todas las características de terrorismo, que se han visto facilitados por la inmovilidad del Ejecutivo que no ha sabido, o no ha querido, reaccionar ante las señales más que evidentes, y sin capacidad de anticipar, menos de combatir, la violencia como la que afectó a San José de la Mariquina.
Con la quema de los 29 camiones de este lunes, van 89 vehículos destruidos en atentados de similares características en sólo los primeros ocho meses del año. Es una escalada que ha ganado terreno conforme la acción del gobierno ha sido errática, ambigua y sin resultados a la hora de pesquisar culpables.
Las cifras no mienten: Bajo la administración Bachelet, se han producido 209 quemas de camiones, con 22 el año 2014, 38 en 2015, 60 en 2016 y 89 en 2017. Números preocupantes si se toma en cuenta que entre 2010 y 2013 sólo totalizaron 42. Y mejor ni preguntarse cuántos de los autores materiales de estos atentados están tras las rejas.
Me inquieta la resistencia del gobierno a reconocer que el terrorismo se le instaló en el sur, pues es un empecinamiento solitario que niega una realidad evidente, más palpable para las cientos de víctimas y miles de vecinos que sufren las consecuencias del quebrantamiento permanente de la paz social y del estado de derecho.
En nuestra región van tres atentados similares en el último año, pero recién ahora el gobierno se atreve, tímidamente, a usar la palabra correcta y a invocar la Ley Antiterrorista (anuncio que espero se concrete). Pero más allá de lo semántico, la falta de acciones reales y el nulo resultado en la persecución criminal, cuya responsabilidad no es imputable a las víctimas como pretendió ayer hacerlo el fiscal nacional, también favorece la sensación de impunidad entre estos grupos armados, así como aumenta la impotencia de quienes deben sufrir las consecuencias de estos actos.
Bernardo Berger Fett
Diputado de la República