En el balneario de Tongoy nació, el 12 de mayo de 1882,
Víctor Domingo Silva Endeiza, quien a lo largo de su vida se
desempeñó como periodista, político y diplomático. Pero su
nombre se recuerda en nuestros días, por el legado que nos
dejó en sus obras, reconocidas en 1954, cuando se le otorgó
el Premio Nacional de Literatura y 5 años más tarde, el
Premio Nacional de Teatro.

El interés de Silva por las letras lo heredó de su padre, un
gran lector, quién a pesar de su modesta situación contaba
con una biblioteca con más de 2 mil ejemplares impresos. Esto
influyó en crear un ambiente intelectual en la familia, por
lo que leer se convirtió en un pasatiempo en el hogar del
poeta, novelista, cuentista y dramaturgo.

La escolaridad Silva la realizó en los liceos de Ovalle y La
Serena, publicando su primer poema a los 19 años de edad, en
la revista “Pluma y Lápiz”. Al año siguiente, en 1902, se
trasladó a Valparaíso, donde trabajó como periodista y luego
como jefe de crónica en “El Heraldo” y como redactor de “El
Mercurio”, donde utilizó el seudónimo de «Cristóbal de
Zárate». En esa época practicó el periodismo combativo e
idealista.

Al año de llegar al puerto fundó, junto con otros escritores,
el “Ateneo de la Juventud”, de Valparaíso. Posteriormente,
trabajó también como periodista en los diarios, “El Mercurio”
de Santiago, “El Tarapacá” y “La Provincia de Iquique”, de
este último fue su fundador y lanzó sus críticas contra la
Municipalidad de esa ciudad, adquiriendo fama de luchador
político.

Pero Silva, mientras trabajaba como periodista, continuó
escribiendo y en 1906 publicó su primer libro, “Hacia Allá”.
En su primera novela, “Adolescencia”, trató el tema del
primer amor. “Palomilla Brava” es su novela del norte; “El
Mestizo Alejo” y “La Criollita”, sus novelas del sur. Y
“Golondrina de Invierno”, novela romántica que lo consagró
como escritor.

Sus versos se recopilaron en los poemas de “Ultramar” y “El
Alma de Chile en la Lira de sus Barcos”. Durante décadas su
famoso poema «Al pie de la bandera», era número obligado en
cualquier ceremonia escolar o patriótica.

Se le llamó «el poeta nacional», no tanto por su poesía en sí
como por la trascendencia de su contenido social. Su obra,
cercana al naturalismo, intentaba mostrar la vida oscura de
los sectores de escasos recursos.

En el teatro tuvo un éxito enorme con sus comedias y dramas.
Entre las obras se destacan: “Aún no se ha Puesto el Sol”,
“La Tempestad se Avecina”, “El Rey de la Araucanía”, “El
Hombre de la Casa”, “Aguas Muertas”, “Fuego en La Montaña”,
“El Pago de una Deuda” y “Como la Ráfaga”. Varias compañías
nacionales y extranjeras recorrieron el continente
representando sus obras, razón por la cual, se le considera
el precursor del teatro chileno.

El crítico de El Mercurio Armando Zegri, lo describió en 1918
de la siguiente manera: «Víctor Domingo Silva, moreno,
crespo, membrudo, enhiesto, elegante, de negro sombrero,
bohemio alicaído, está en perfecta consonancia con su poesía,
hecha toda de gritos bizarros y gestos de rebeldía».

Víctor Domingo Silva obtuvo los siguientes premios: En 1910
con «Romancero Naval», ganó el primer premio en el Concurso
del Centenario de la Marina. Dos años más tarde, con la
novela «Golondrina de Invierno», fue galardonado con el
primer premio del Consejo Nacional de Bellas Letras.
Posteriormente, a los 72 años de edad, en 1954, recibió el
Premio Nacional de Literatura. Al que le siguió en 1959, el
Premio Nacional de Teatro.

Cabe consignar que, su etapa como servidor público la comenzó
a los 33 años de edad, en 1915, cuando fue elegido Diputado
Suplente por Copiapó y se incorporó a la Cámara al año
siguiente, al fallecer el diputado elegido.

También fue designado como Cónsul chileno en Bariloche en
1924 y en Neuquén en 1926. Posteriormente, estuvo en el
Ministerio de Relaciones Exteriores en Santiago. Durante el
gobierno del General Carlos Ibáñez del Campo, en 1928, fue
nombrado Cónsul en Madrid. El Mandatario Pedro Aguirre Cerda,
lo designó en 1939, como Encargado de Negocios en la
República Dominicana y en 1941 fue Cónsul en Sevilla.

El diplomático y gran poeta nacional querido en Chile y en el
extranjero Víctor Domingo Silva, falleció el 20 de agosto de
1960, a los 78 años de edad. Fue un escritor fecundo que
abarcó casi todos los géneros literarios; la poesía, el
teatro, la novela, el periodismo y la oratoria.

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